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sábado, 23 de junio de 2012

7179.- FERNANDO TORRES VICO



Fernando Torres Vico nació un mes de Mayo en Madrid.
Ha cursado en la Universidad dos cursos de Filología Hispánica.
Ha residido en Barcelona, Bilbao, Muros de San Pedro (La Coruña),
pero desde 1996 reside en San Sebastian de los Reyes (Madrid). Allí fundo el colectivo cultural Rafael Alberti.
La  editorial  Legados  Ediciones le ha publicado dos  libros,  el primero titulado Detrás de la poesía, el segundo Tristeza Marina.
Le han publicado varios poemas en distintas antologías, y ha colaborado con poemas y/o artículos en revistas como la revista digital Poe+, la revista Poesía+Letras, con el Foro Literario Amárgama y en Mundoeditores.com.
Su blog: http://fernandotorreselnueve.blogspot.com




Memoria histórica del hogar

A Francisco Vico

Y yo no te llegue a conocer.
Te asesinaron
delante de una blanca tapia
de efímeros deseos
en un lacónico Jaén.
La negra noche
antes de tu muerte,
escribiste tú carta final
a tu adorada esposa
En ella les decías
que cuidara con ternura
a los niños, uno mi madre.
Noche en que envejece una mujer.
Noche de tristes recuerdos.
Negra noche en que descienden
las estrellas a cavar tumbas.
Historias oxidadas
que enardecen la llama de la razón.
Sigo oyendo los llantos
lóbregos, minuciosos, sedientos,
con su desgarro lírico,
en la memoria histórica del hogar
Y yo no te llegue a conocer.





CUANDO ESTOY TRISTE ME CONVIERTO 
EN ÁRBOL

Cuando estoy triste me convierto en árbol,
primeros son los brazos, las manos,
que se mudan en ramas.
Me acaricia el viento,
habla conmigo y no es de mí.
Después la tez, el cuerpo entero.
Y soy un árbol.
Un árbol que tantea
la noche, cuando
la Luna ilumina,
el bendito camino
sobre la mar.
Árbol lejano, sobre la ladera,
lejano de tu amor, desamparado
errante como una estrella.
Árbol que se obstina
en dar sombras a esas golondrinas
vestidas de boda.
A veces silencio y otra vez árbol.
Cuando estoy triste me convierto en árbol






Noche

Noche de engaños y riñas.
De armarios vacíos.
Sin la flor del granado.
De espinas y sin espigas.
Sin caricias.

Noche cercana y sola.
Desgarrada de sombras.
Sin sangre en mis venas.
De novios fallidos.
Sin fábula.

Noche de heridas y lágrimas.
De abandono.
Sin sueño y con cansancio.
De ánforas secas.
Sin alba.

Noche eterna y fría.
De sórdidos búhos negros.
Sin el titilar de las estrellas.
De amargo luto.
Sin ti.

Noche de pólenes y yerbas.
De sentimientos asesinados.
Sin bandadas de risa tonta.
De plegarias dormidas.
Sin amor.

Noche de exilio.
De sudor ahogado.
Sin trémulas sensaciones.
De lúcida distancia obstinada.
Sin idilio.

Noche que en la noche,
me aprisiona sin luz ni palabra.





EL ABRIGO ROJO

Misteriosamente
el abrigo rojo
dueño de mis recuerdos,
sabores y olvidos,
como esqueleto sin alma
cayó en la secreto limbo
de los hilos perdidos.
Aunque mil nuevos abrigos
vuelva a ponerme
y parezca yo el mismo,
en la vida de los sueños
no podré bailar claque.
En las noches ilustradas
los contratiempos
se han convertido
en dragones momificados.
Y el abrigo rojo que lleve
ya no alumbra la utopía,
ni pinta historias de amor,
ni decide la expresión inestable
de mí envejecido rostro.
Me he asomado al puente centenario
dónde te robe tu primer beso,
y he visto aquel corazón que pintamos
tristemente emborronado.
Imágenes desconocidas,
imágenes torcidas
que me hacen sentir
el vértigo de tu ausencia





Tristeza Marina

Como un marinero
se enfrenta al mar
sin su rutina salvadora,
me enfrento yo
a mi desolador viaje,
sin tus besos protectores…
La incertidumbre
es el cuerpo del delito.
La inquietud que le acompaña
es la puerta del agobio.
Una tiene los ojos amarillos
lo mismo que la bilis,
lo mismo que el americano cordón policial….
La otra tiene los ojos negros,
lo mismo que la noche,
lo mismo que la piel de toro…
El miedo vivaz
recorre mi sangre,
sonriendo como un ladrón
en la noche de boda.
Luz cegadora
erigiéndose sobre mi faz…
Soy el prisionero
en la goleta del terror.
Ansiedad es su norte,
desazón es su rumbo,
surcando las terribles olas
del océano de la amargura.
¡Soltadme!
…¡Dejadme!
Solo quiero ir
donde la ilusión
me inunde.




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