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martes, 10 de julio de 2012

7356.- JUAN DESIDERIO


Juán Desiderio


Juan Desiderio. 1962, Buenos Aires. Bibliotecario, músico y poeta. Publicó Barrio trucho (1990), La zanjita (1996, Ed. Trompa de Falopo), Ángeles parricidas (1998, Ed. del Diego), Tos (2003), Hipnosis (2004), Éter (2005), Trilogía sacra (Ed. Gog y Magog, 2006), y una reedición de sus obras en 2007 por Ed. Vox. Integrante de la revista Atmósfera.







La Zanjita


I.


Meté la mano
sacá lo hueso del poyo
de la zanja
meté la mano
te cortaste lo dedo
por sacar la mitá
de lo cien peso
de la tierra
y sus tendones
se vieron hermosos
bajo el sol


III.


–Bitácora de vuelo–
–no te hagás el espok
y corré más rápido
que nos matan
esto marciano de la 19
y te van a rodar
las orejas
hasta la zanja.
–La zanja. La recuerdo
tomando sol
a orillas de la zanja
sus pelos con abrojos
excitaban
a lo vendedore
de sandía
y su risa
helaba el barrio
todos la veían
le creían santa
por el barrio seco
que frotaba en su pierna
y aparecía como
santa rita envuelta
en una nube
con su cara
color acero y
–seguí corriendo
que nos cagan a palo
–y te acordá del viejo
que creía ser san jorge
y yevaba al matungo
a tomar agua
a la zanja
se sentaba siempre
sobre el caño ése
que estaba roto
y miraba a la gente
y veía dragone corría
a los pibes les quería
sacar lo dragone
de la cabeza
te acordá
–sí eran piojo
–no, loco
eran dragone en serio
–espok
no digá boludece
y decile a tu piba
que compre faso y gayetita.








Hipnosis




La gente eligió consumir
rápido y descartable.
Visión hipnótica sobre la materia
y sus consecuencias. Así,
su poder se aquieta
y la voluntad se pudre.














Vuelvo a conectarme al cuerpo.
Hombres, trayectos, formas.
Furias, teorías y lenguajes.














Bajo la autopista,
saludo al hombre
que vive ahí.
Los autos se escuchan
pasar por arriba.
Homeless y automovilistas
a velocidades opuestas.














Un hombre anciano,
sentado en el living de cemento
de un parque. Sobre la mesa, una naranja.
El anciano observa la copa de un árbol. Baja la vista
hacia la naranja. Ella, posa y el, la estudia.
Ambos, en trance.














"Estallan mis pies sobre una senda
que  cada día, se ilumina más".
La peregrina se cubre de flores.
Su piel, perfuma.














Todo gira bajo una música house;
electrones quemados,
neutrones en danza,
núcleo estallando suave.














En las paredes de la ciudad
se anuncia el instante.
Un afiche de pergamino,
pintado a mano,
dice que un círculo negro
envuelve a un núcleo rojo,
cuyo centro es azul.














La imagen enviada es
de nueve figuras transparentes.
Manchas de óxido verde
en las ciudades de piedra.
Las figuras custodian
un riñón hirviente.














Prendemos perfumes,
limpiamos las calles
por donde  regresará el diablo. 
Alfombras de fuego
para sus pies helados
En las mentes, marcas
Por fuera, todo brilla.














Reuniendo a las llamas de su reino,  habla


"Fuego mío, cuerpos de gas.
Les contaré  qué  vi en la superficie.
La carne se expresa mal, y eso está bien.
Usa uniformes y piensan parecido.
Es nerviosa y no acciona los asuntos del alma".


"Algunos son carnada
pero  todos, se carnean
Los fundamentos son tibios.
Despiertan de a ratos.
Débil será la voluntad 
Lastimada sea la razón".














En los bares, vera ruta que atraviesa los desiertos, 
visitantes se conectan a televisores, 
y viajan en imágenes entretenidas.
Los desayunos son débiles.
Sobre el pavimento, el sol 
alimenta de más.














Con la misma violencia, 
que el hacha corta al árbol, 
La codicia toma el control 
de las ciudades.














Unidos a las formas
a través de la emoción. 
Juegos mentales, 
masa en seducción, 
protección garantizada, 
servilismo en carnaval, 
almas en freezers.














Veneramos el placer, 
Sentimos ser mas de lo que somos, 
sujetos al orden que promete 
dar muerte a la muerte.














En grandes desiertos de sal, 
hallamos el sabor del alimento.
Palpamos el artificio.
Huele a tierra nuestro futuro.
No vemos la realidad como acertijo.














Dardos de trompa contra la carne. 
Luz aguda hacia tu mente.
El diablo celebra su mejor engaño, 
comparte la cena, que somos nosotros.


Devora el alma; 
que cuanto mas sucia, 
mas alimenta.
La carne es delicia 
para el ángel buitre.














Aldea, seudónimo de bestia, 
detendrá el impulso de las almas.
Guerras y suicidios sucederán 
al nacer de Aldea.


Habrá resistencia de las culturas santas, 
que serán fuertes, mas no poderosas.
Pero el aliento de Aldea es de nubes negras
se imprimirá la noche con los sucesos.














A más dolor, mas se aferran las raíces 
El dolor es el néctar favorito del diablo.
Situaciones e imágenes de las que bebemos 
colgando los sentidos en la nada.


Ajenjo destilado, envasado elegante, 
humedece la piel que reduce los cuerpos.
Embriaga mal, el dolor activa.














La electricidad es visible, 
mientras pasa entre nubes densas. 
Lluvia tibia, moja el calor, 
y la atmósfera es sofocante. 
El hombre va delante, 
opus radiante.














Polaroid cibernética muestra el desastre. 
Mantener el rumbo da huella. 
La gente se arrodilla bajo la luna. 














Pantanos mentales, 
olores químicos, 
humo naranja, 
ventanas rotas.


Partiendo de ahí, todo renace.
Y el mono, cada vez mas hombre. 
Y el alma, mas luminosa.














Espíritus de arte 
van a reunirse 
dentro de un hombre 
que nacerá pronto.





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