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domingo, 18 de marzo de 2012

6398.- EILÉAN NI CHUILLEANÁIN

Eiléan Ní Chuilleanáin, nacida el 28 de noviembre de 1942 es una poeta irlandesa natural de Cork (ciudad). Considerada una de las mayores poetas de Irlanda, ha publicado Acts and Monuments (1972), Site of Ambush (1975), The Second Voyage (1977, 1986), The Rose Geranium (1981), The Magdalene Sermon (1989), The Brazen Serpent (1994), The Girl Who Married the Reindeer (2001) y Selected Poems (2008). Es residente del Trinity College de Dublín, donde trabaja como profesora asociada de Literatura Inglesa, con especialización en el Renacimiento. Fue una de las fundadoras de la revista literaria Cyphers y en la actualidad se desempeña como editora de Poetry Ireland Review.

Poetry books
1972: Acts and Monuments, Dublin: The Gallery Press[1]
1975: Site of Ambush, Dublin: The Gallery Press[1]
1977: The Second Voyage, Dublin: The Gallery Press;[1] Winston-Salem, NC: Wake Forest University Press, 1977, 1991)[2]
1981: The Rose Geranium, Dublin: The Gallery Press[1]
1986: The Second Voyage, Dublin: The Gallery Press;[1] Newcastle upon Tyne: Bloodaxe Books; Winston-Salem, Wake Forest University Press, 1991[2]
1989: The Magdalene Sermon, shortlisted for the Irish Times/Aer Lingus Award, Oldcastle: The Gallery Press;[3] Winston Salem, North Carolina: Wake Forest University Press, 1991[2]
1994: The Brazen Serpent, Oldcastle: The Gallery Press;[3] Winston-Salem, North Carolina: Wake Forest University Press, 1995[2]
2001: The Girl Who Married the Reindeer, Oldcastle: The Gallery Press;[3] Winston-Salem, North Carolina: Wake Forest University Press, 2002[2]
2008: Selected Poems, Gallery Press, London: Oldcastle and Faber;[3] Winston-Salem, North Carolina: Wake Forest University Press, 2009
2009: The Sun-fish, Gallery Press; Winston-Salem, NC: Wake Forest University Press, 2010 (winner of the 2010 International Griffin Poetry Prize)

Translations
1999: The Water Horse: Poems in Irish by Nuala Ní Dhomhnaill with Translations into English by Medbh McGuckian and Eiléan Ní Chuilleanáin, Oldcastle: The Gallery Press; Winston Salem, North Carolina: Wake Forest University Press, 2003
2005: Verbale by Michele Ranchetti, translated by Eiléan Ní Chuilleanáin and others, Dublin: Instituto Italiano di Cultura[3]
2005: After the Raising of Lazarus: Poems Translated from the Romanian by Eiléan Ní Chuilleanáin, poems by Ileana Malancioiu, Cork: Southword Editions[3]
2010: The Word Exchange: Anglo-Saxon Poems in Translation (W. W. Norton & Company)
In addition to the above, Ní Chuilleanáin's poetry is widely anthologised. A list of her academic writing and of criticism written about her work can be found in Fogarty ed. (2007).





Muertes y motores


Descendimos por encima de las casas
en una curva violenta,
y al costado del aeropuerto de París
vimos un túnel hueco
— la mitad trasera de un avión, negra
sobre la nieve, nadie cerca de allí,
tubular, congelada y calcinada.


Cuando encaramos de nuevo
las pistas blanco nieve en la oscuridad
ningún sonido salió
de los parlantes, excepto los suspiros
del solitario piloto.


El frío de las alas metálicas es contagioso:
una pronto precisará alas propias,
arrinconada en el ángulo donde
el tiempo y la vida se cruzan como un cuchillo
y un tenedor, y la línea de la vida en la palma de la mano
se interrumpe, y la estela curva de un aeroplano
se une con el horizonte recto.


Las imágenes del alivio:
pijamas de hospital, biombos alrededor de la cama,
un hombre con la cara ensangrentada
sentado en la camilla, conversando animadamente
con los labios cortados:
estos te fallarán un día.


Te encontrarás sola
acelerando por un callejón sin salida,
demasiado tarde para frenar
y aprender lo fácil que es la muerte;
quedarás esparcida como los restos de un naufragio,
las piezas, cada una de forma diferente,
rodarán y se alojarán en los corazones
de todos los que te aman.


Versión © Gerardo Gambolini












A falta de instinto asesino


Me encontré con una liebre absorta, quieta,
Sentada en medio de la huella cubierta de hierba,
Cuando corría a las colinas, a la hora en que
Mi padre moría en un hospital—
De pronto vuelvo a verla, traída de regreso
por la foto premiada del diario de la mañana:
Dos galgos tropezando, absurdamente gordos,
Mientras la liebre corre hacia la izquierda, sus ojos brillantes
Llenos no solo de miedo y velocidad
Sino en el momento, seguro, de un jubiloso poder,


Como el de mi padre, al escapar de un camión con una carga de soldados
En mil novecientos veintiuno, a los diecinueve años, jamás
Tanta alegría, dijo, acorralado en el angosto camino
Entre los setos altos, en el atardecer del verano.
La liebre
Como él, nunca debió haber sido perseguida,
Pero, astuta, se escapa; otro día
engañará a los estúpidos perros regresando
Sobre su mismo olor, colina abajo, y elegirá su momento
para salirse del cuadro, todo mientras
la jauría sube afanosamente.
El camión gruñía,
Y él estuvo astuto, vió una casa
Y se arriesgó a meterse por una puerta abierta. Los soldados
Encontraron seis personas en una cocina de campo, una de ellas
Secándose la cara, confundida, la toalla
Cubriendo su cara a medias. El camión se fue,
La gente lo dejó dormir ahí, y al despertar salió
A un dichoso amanecer. ¿Tenía que entrar por esa puerta?
Si hubieran incendiado ese refugio, ¿qué bien
le habría significado toda su huída brillante
a aquellos que lo albergaron?
Y yo no debí haber
Huído. Pero volví a la ciudad
A la mañana siguiente, lavada en el agua marrón del pantano, y
Pensé en la libre, en su hora de alivio.


Versión de Silvia Camerotto




On lacking the killer instinct


One hare, absorbed, sitting still, 
Right in the grassy middle of the track, 
I met when I fled up into the hills, that time 
My father was dying in a hospital - 
I see her suddenly again, borne back 
By the morning paper's prize photograph: 
Two greyhounds tumbling over, absurdly gross, 
While the hare shoots off to the left, her bright eye 
Full not only of speed and fear 
But surely in the moment a glad power, 


Like my father's, running from a lorry-load of soldiers 
In nineteen twenty-one, nineteen years old, never 
Such gladness, he said, cornering in the narrow road 
Between high hedges, in summer dusk. 
The hare /Like him should never have been coursed, 
But, clever, she gets off; another day 
She'll fool the stupid dogs, double back 
On her own scent, downhill, and choose her time 
To spring away out of the frame, all while 
The pack is labouring up. 
The lorry was growling 
And he was clever, he saw a house 
And risked an open kitchen door. The soldiers 
Found six people in a country kitchen, one 
Drying his face, dazed-looking, the towel 
Half-covering his face. The lorry left, 
The people let him sleep there, he came out 
Into a blissful dawn. Should he have chanced that door? 
If the sheltering house had been burned down, what good 
Could all his bright running have done 
For those that harboured him? 
And I should not 
Have run away, but I went back to the city 
Next morning, washed in brown bog water, and 
I thought about the hare, in her hour of ease.














MI PROPIO CUENTO


Los dientes de la niña rechinan contra el mármol.
Su oreja se aplasta fría contra el mesón.
Su cabello no acaba de peinar el polvo de la harina.
Persigue con el ojo la mano de su madre.


La mano amasa harina y huevos para esconder la levadura
Y pliega y estira sin detenerse
A la laxa y palpitante hogaza cruda
Que intentó crecer, y le torcieron la mano y retrocedió—


Como el hombre en la habitación contigua
Arropado cual Adán con anchas hojas,
Oculto bajo las plegadas montañas que cayeron sobre él
Cuando clamó por ellas para que lo cobijaran.


Yace plegado en torno
Del dolor que sala su estómago y entraña,
Yace inmóvil gimiendo: Yo no soy yo,
Mi historia es intrincada y
Agria como el pan que ella amasó.






ESTUDIANDO EL LENGUAJE


Los domingos observo a los ermitaños emerger de sus cuevas
Hacia la luz. Su peñasco desborda como una colmena.
Se aglomeran sobre los tibios salientes del roquerío
Donde brilla el sol, sus articulaciones gimen.
Después de un rato comienzan a hablar.
Escucho sus sonsonetes, no todos pertenecen
A esta isla, no todos son viejos,
Ni creo, siquiera, que todos sean varones.


Son tan sabios que no fingen verme.
Beben de los dispersos charcos de nieve derretida:
Camino junto a ellos y bebo en cuanto terminan.
Puedo ver las marcas de las cadenas alrededor de sus pies.
Denomino a esto mi trabajo, estas décadas y posiciones—
Porque, sin ellas, no sería aquí más que una forastera.


VERSIONES DE VERÓNICA ZONDEK




THE TALE OF ME


The child’s teeth click against the marble. 
Her ear is crushed cold against the slab, 
The dredged flour almost brushed by her hair. 
She traces with her eye her mother’s hand. 


The hand squashes flour and eggs to hide the yeast 
And again it folds and wraps away 
The breathing, slackenning, raw loaf 
 That tried to grow and was twisted and turned back – 


Like the man in the next room 
Wrapped like Adam in broad leaves, 
Hiding under the folded mountains that fell on him 
When he called them to come and covered him over. 


He lies folded around 
The pain salting his belly and gut, 
Lies still groaning: I am not I, 
My story is knotted and 
Sour like the bread she made.










La muchacha ausente


La muchacha ausente se hace
Visible gracias a su silencio
Sentada en la sala de la corte junto a la ventana
Una mejilla contra el cristal.


La gente pasa a su lado sin hacer ruido
Y cuando tratan de ver su cara
Sólo pueden ver el reloj detrás de su cráneo;


Su pelo cano ciega sus ojos
Y la noche se apresura en los cristales de la ventana,


Ella puede sentir la frialdad del cristal
Pero no tiene tiempo para penas
Busca una memoria perdida con músculo y sangre—
Extraña sus ligamentos y la médula de sus huesos.


El reloj parlotea; sin corazón palpitante
Pulmón o pecho ¿cómo puede ella dar la hora?
Su piel se ensombrece
Donde una vez resplandeció el sol de la mañana.






Más islas


Una niña temerosa de hombros
Secos iluminados por la luna, ve un arroyo profundo
Una piedra, un nudo en la corriente.
Siente el jadeo de barcos hundidos,
Cuervos marinos y faros.
Cuando crece detesta los aeropuertos
Pero siente el mar en las ondas de su pelo
Y* icebergs en una tormenta de limonada.


Sabe que hay algunas islas que el mar evita.
Botes que al abandonar la línea de la costa son empujados lejos
Por fuertes corrientes, extensos bancos de caballas.
Un hombre, subido en lo alto de sus oscuras rocas
Pide ayuda a gritos, una campana tañendo
Puede avisar cientos de mareas altas
Y no ser oída, no hacer eco
Hasta que una gaviota herida, aplastada sobre las piedras
Toque la dura tierra, o el primer fuego
Encendido por un náufrago corte la oscuridad
liberando el silencio.


No soy tu musa. Antología de poetas irlandesas contemporáneas. 
Torremozas. 2.008. Traducción de Carlota Caulfield









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