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martes, 10 de abril de 2012

6615.- KARL KRAUS




Karl Kraus
Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936) fue un eminente escritor y periodista austriaco, conocido como satírico, ensayista, aforista, dramaturgo y poeta. Generalmente es considerado un escritor satírico de lengua alemana del siglo XX, sobre todo es conocido por su crítica ingeniosa de la prensa, la cultura y la política alemana y austriaca.

Primeros años de vida
Kraus nació en una familia judía adinerada en Gitschin, Bohemia, Imperio austrohúngaro (ahora Jičín, República Checa). La familia se trasladó a Viena en 1877. Su madre murió en 1891.
Kraus se inscribió como estudiante de leyes en la universidad de Viena en 1892. A comienzos de abril, de ese mismo año empezó a colaborar en el diario Wiener Literaturzeitung, empezando con la crítica de Die Weber (Los tejedores) de Gerhart Hauptmann. Alrededor de esa época intentó sin éxito trabajar como actor en un pequeño teatro. En 1894 cambió sus estudios por la filosofía y la literatura germánica.

Escritor
En 1896 abandonó la universidad sin finalizar los estudios y comenzó a trabajar como actor, actuando como intérprete y director de escena. Se unió al grupo Jung Wien (Joven Viena), en el cual estaban Peter Altenberg, Leopold Andrian, Hermann Bahr, Richard Beer-Hofmann, Felix Dörmann, Hugo von Hofmannsthal, y Felix Salten. En 1897, sin embargo, Kraus rompió con este grupo con una sátira mordiente Die demolierte Literatur, La literatura demolida. Fue nombrado corresponsal en Viena del periódico Breslauer Zeitung. Un año más tarde, como abogado inflexible de la asimilación judía, atacó al sionista Theodor Herzl con su polémica Eine Krone für Zion, Una corona para Sion (1898). El 1 de abril de 1899 renunció el judaísmo y en el mismo año fundó su propio periódico, Die Fackel. La antorcha, que dirigió, publicó, y escribió hasta su muerte, y desde el cual lanzó sus ataques sobre la hipocresía, el psicoanálisis, la corrupción del imperio de los Ausburgo, el nacionalismo del movimiento pan-alemán, la política de no intervención, la política económica, y otras numerosas bêtes noires. En 1901, Kraus fue demandado por Hermann Bahr y Emmerich Bukovics, pues se sentían atacados por Die Fackel. en años posteriores les seguirían muchos pleitos por diversos grupos que también se sintieron ofendidos. Aquel mismo año, Kraus averiguó que su editor, Moriz Frisch, se había apoderado de su revista mientras él estaba ausente a causa de un viaje de varios meses: Moriz Frisch había registrado la portada de la revista como marca registrada y había publicado el Neue Fackel, La nueva antorcha. Kraus lo demandó y ganó el juicio. Desde aquel incidente, Die Fackel fue publicado (sin cubierta) por la imprenta Jahoda & Siegel. Die Fackel, en sus inicios, era similar a diarios como la revista Weltbühne, si bien más tarde se hizo cada vez más una revista que fue privilegiada en su independencia editorial. En Die Fackel se imprimia lo que Kraus quiso imprimir. En su primera década, los colaboradores fueron muchos escritores conocidos y artistas como Peter Altenberg, Richard Dehmel, Egon Friedell, Oskar Kokoschka, Else Lasker-Schüler, Adolfo Loos, Heinrich Mann, Arnold Schönberg, August Strindberg, Georg Trakl, Frank Wedekind, Franz Werfel, Houston Stewart Chamberlain y Oscar Wilde. Después de 1911, sin embargo, Kraus fue por lo general el autor único. El trabajo de Kraus fue dado a luz casi exclusivamente en la revista Die Fackel, de la cual se publicaron en forma irregular hasta un total de 922 números.
Además de sus escritos, Kraus dio numerosas conferencias públicas sumamente influyentes. Entre 1892 y 1936 puso en escena aproximadamente 700 representaciones para una sola persona, recitando dramas de Bertolt Brecht, Gerhart Hauptmann, Johann Nestroy, Goethe y Shakespeare. También operetas artísticas, acompañadas al piano y cantando todos los papeles él mismo. Elias Canetti, que con regularidad asistió a las conferencias de Kraus, tituló el segundo volumen de su autobiografía Die Fackel im Ohr, La antorcha en el oído en referencia a dicha revista y a su autor.
Su último trabajo, que rehusó publicar por miedo a represalias nazis, fue la verbalmente rica Die Dritte Walpurgisnacht, La tercera noche de Walpurgis. Sin embargo, largos extractos aparecieron en la apología de su silencio -Sobre Hitler no se me ocurre nada- en la subida al poder de Hitler, Warum die Fackel nicht erscheint, Por qué La antorcha no aparece, una edición de 315 páginas de su revista. La última publicación de Die Fackel apareció en febrero de 1936.
En 1911 recibió el bautismo católico, pero en 1923 abandonó la Iglesia católica porque desaprobó el renacimiento del Festival de Salzburgo. Karl Kraus murió de una embolia pulmonar en Viena el 12 de junio de 1936, tras una corta enfermedad. Está enterrado en el cementerio Zentralfriedhof de Viena.
Kraus nunca se casó, pero desde 1913 hasta su muerte tuvo una relación muy estrecha con la baronesa Sidonie Nádherný von Borutin (1885-1950). Muchos de sus trabajos fueron escritos en el castillo Janowitz, propiedad de la familia Nádherný. Sidonie Nádherny fue una musa muy importante a la cual dirigió muchos libros y poemas.

La persona
Karl Kraus generó opiniones contrarias en todos los momentos de su vida. Esta polarización indudablemente fue reforzada por la conciencia que tenía sobre su propia importancia. Esta imagen de sí mismo no era completamente infundada: los que asistieron a su desarrollo resultaron fascinados por su personalidad. Sus seguidores vieron en él a una autoridad infalible, alguien que haría cualquier cosa por ayudar a aquellos que le apoyaron.
Se hizo numerosos enemigos debido a la inflexibilidad y a lo intenso de su parcialidad; sin embargo, era un misántropo amargo y un supuesto pobre (Alfred Kerr). Fue acusado de revolcarse en denuncias odiosas y sentencias judiciales.

Karl Kraus y el lenguaje
Karl Kraus estaba convencido de que cualquier pequeño error, aunque su importancia estuviera aparentemente limitada en el tiempo y el espacio, muestra los grandes males del mundo y de una época. Así, podía ver en el fallo de una coma un síntoma de aquel estado del mundo que permitiría una guerra mundial. Uno de los puntos principales de sus escritos era mostrar los grandes males inherentes a lo que aparentemente eran pequeños errores.
La lengua era para él la más importante reveladora de los males del mundo. Vio en el tratamiento descuidado de sus contemporáneos hacia la lengua un signo de descuido del mundo en general.

Trabajos seleccionados
Die demolirte Literatur [La literatura demolida] (1897)
Eine Krone für Zion [Una corona para Sion] (1898)
Sittlichkeit und Kriminalität [Moralidad y justicia criminal] (1908)
Sprüche und Widersprüche [Dichos y contradichos] (1909)
Die chinesische Mauer [La muralla china] (1910)
Pro domo et mundo (1912)
Nestroy und die Nachwelt [ Nestroy y la posteridad](1913)
Worte in Versen [Palabras en versos] (1916-30)
Die letzten Tage der Menschheit [Los últimos días de la humanidad] (1918; 1922)
Weltgericht [Juicio universal] (1919)
Nachts [De noche] (1919)
Untergang der Welt durch schwarze Magie [El fin del mundo por la magia negra](1922)
Literatur [Literatura](1921)
Traumstück [Función en sueños] (1922)
Die letzten Tage der Menschheit: Tragödie in fünf Akten mit Vorspiel und Epilog [Los últimos días de la humanidad: tragedia en cinco actos con preludio y epílogo] (1922)
Wolkenkuckucksheim [El hogar del cuco de las nubes] (1923)
Traumtheater [Teatro de sueños] (1924)
Die Unüberwindlichen [Los insuperables](1927)
Epigramme [Epigramas] (1927)
Literatur und Lüge [Literatura y mentira] (1929)
Shakespeares Sonette [Los sonetos de Shakespeare](1933)
Die Sprache [La lengua] (póstumo, 1937)
Die dritte Walpurgisnacht [La tercera noche de Walpurgis] (póstumo, 1952)
Algunos trabajos han sido reeditados recientemente:
Die letzten Tage der Menschheit, Bühnenfassung des Autors, 1992 Suhrkamp, ISBN 3-518-22091-8
Die Sprache, Suhrkamp, ISBN 3-518-37817-1
Die chinesische Mauer, mit acht Illustrationen von Oskar Kokoschka, 1999, Insel, ISBN 3-458-19199-2
Aphorismen. Sprüche und Widersprüche. Pro domo et mundo. Nachts, 1986, Suhrkamp, ISBN 3-518-37818-X
Sittlichkeit und Krimininalität, 1987, Suhrkamp, ISBN 3-518-37811-2
Dramen. Literatur, Traumstück, Die unüberwindlichen u.a., 1989, Suhrkamp, ISBN 3-518-37821-X
Literatur und Lüge, 1999, Suhrkamp, ISBN 3-518-37813-9
Shakespeares Sonette, Nachdichtung, 1977, Diogenes, ISBN 3-257-20381-0
Theater der Dichtung mit Bearbeitungen von Shakespeare-Dramen, Suhrkamp 1994, ISBN 3-518-37825-2
Hüben und Drüben, 1993, Suhrkamp, ISBN 3-518-37828-7
Die Stunde des Gerichts, 1992, Suhrkamp, ISBN 3-518-37827-9
Untergang der Welt durch schwarze Magie, 1989, Suhrkamp, ISBN 3-518-37814-7
Brot und Lüge, 1991, Suhrkamp, ISBN 3-518-37826-0
Die Katastrophe der Phrasen, 1994, Suhrkamp, ISBN 3-518-37829-5

Ediciones españolas
Contra los periodistas, 1998, Taurus, ISBN 978-84-306-0312-1
Dichos y contradichos, 2003, Ed. Minúscula, ISBN 978-84-05587-16-9
Escritos, 1989, A. Machado Libros, ISBN 978-84-7774-523-5
Karl Kraus y su época, 1998, Ed. Trotta, ISBN 978-84-8164-270-4
Palabras en versos, 2005, Pre-Textos, ISBN 978-84-8191-600-7
La tercera noche de Walpurgis, 1997, Icaria.
La tercera noche de Walpurgis, 2010, Argitaletxe Hiru, ISBN 978-84-96584-35-8
Los últimos días de la humanidad, 1991, Tusquets, ISBN 978-84-7223-304-2
Edward Timms, Karl Kraus, satírico apocalíptico, 1990, A. Machado Libros, ISBN 978-84-7774-527-3
"La Antorcha". Selección de artículos de "Die Fackel", Al cuidado de Adan Kovacsics, 2011, Acantilado, ISBN 978-84-92649-87-7
El laberinto de la palabra, Sandra Santana, 2011, Acantilado, ISBN 978-84-92649-91-4





Hora nocturna

Hora nocturna que me consumes,
hora en la que imagino, medito y sigo,
y esta noche va llegando a su destino.
Fuera dice un pájaro: es el día.
Hora nocturna que me consumes,
hora en la que imagino, medito y sigo,
y este invierno va llegando a su destino.
Fuera dice un pájaro: es primavera.
Hora nocturna que me consumes,
hora en la que imagino, medito y sigo,
y esta vida va llegando a su destino.
Fuera dice un pájaro: es la muerte.

TRADUCCIÓN: José Luis Arántegui




CONFESIÓN

Soy tan solo uno de lo epígonos
que habitan la casa del lenguaje.

Pues vivo mi propia experiencia en su interior
estallo entre sus muros y destruyo Tebas.

Siguiéndolos, llegué tras los antiguos maestros,
por ello he de vengar con sangre el destino del padre.

De venganza os hablo. Quiero vengar
la lengua de todos aquellos que la hablan

Soy un epígono que presiente el valor de su linaje
¡Pero vosotros sois los diestros Tebanos!


NEGATIVA

Donde las máquinas pelean con el hombre
y pérdida de sangre significa ganancia económica
donde el hambre reina y la riqueza compra la alimentación!
¡No tengo nada que ver con esta humanidad!

Donde los hombres proscriben sus deseos
y donde los sentidos alcanzan el pecado,
donde el amor es fuente de oprobio y la naturaleza de deshonra
¡Nada puede unirme a estos hombres!

Donde los hombres libres atienden al bullicio
mientras apariencia y miedo eterno conspiran
para, como tiranos, seguir siendo esclavos
nada se me ha perdido en tales reinos.

Donde la presión en todas sus formas paraliza el espíritu
y la palabrería se enciende a sí misma
donde la técnica se acomoda a la muerte,
¡no puedo fundar mi dicha en un mundo así!

Donde la magia impura alquiló secretamente
todos los fines de la vida al medio infame.
¡Como deseo irme lejos de este apartamento
en el que una escoba me hace frente!

Donde arbitrariedad, usura, enfermedad, odio y bajeza
se muestran como aliados en la gloria del combate,
quiero audazmente, por oposición a la patria
¡que se me tenga por uno de sus mayores cobardes!

Donde la ciencia invento la muerte del héroe
y la gloria se renueva mediante gas y veneno
porque la guerra es la guerra, la onerosa patria
se ha encarecido significativamente para mí.

Donde en lugar de campanas los cañones
llaman a los devotos cristianos a la oración,
el diablo no tiene nada que ver con estos
que ya han creado un infierno en la tierra.


Donde cae el honor y la deshonra esta en alza
donde hoy es valioso quien ayer robaba
con gusto hubiese mostrado el camino
a quien pudiese restituir el antiguo orden.

Donde ellos frente a cada puesta del sol
mediante palabras y hechos maldicen su salvación:
toda mi vida vivida y por venir
¡nada habré de buscar entre los iluminados!

(poemas de “Palabras en versos”, editorial pre – textos)




LA TAREA DEL ARTISTA

AFORISMOS

Ciertamente, el artista es el Otro. Pero justo por esa razón debe adaptarse en su apariencia exterior al aspecto de los otros. Sólo si desaparece entre la multitud podrá permanecer en soledad. En cuanto atraiga la mirada ajena sobre alguna peculiaridad suya, se volverá uno más y pondrá sobre su pista a los posibles seguidores. Cuanta más razón tiene el artista para ser otro, más necesario le resulta servirse de las vestimentas ajenas para imitarlas a modo de camuflaje. Una apariencia llamativa constituye una diana para la embriaguez. El borracho, de quien otros se burlan, se encuentra a sí mismo discreto y superior al compararse con la excentricidad melenuda. El beodo, de quien se burla la chusma, encuentra risible al hombre de la chaqueta de payaso. Descuidarse a propósito para sobresalir de la medianía, llevar la ropa sucia como si fuera una medalla de honor al Arte y a la Ciencia, agitar una cabellera hirsuta contra la falsedad del orden social –he aquí un ideal de cantores vagabundos que hace ya siglos fue abandonado por sus maestros y que hoy puede practicar cualquier pequeño-burgués. Los verdaderos bohemios no hacen a los filisteos más concesión que aquella que les pueda irritar, y los verdaderos zíngaros miden su tiempo con relojes que no por fuerza han robado.


Se debe leer a todos los escritores dos veces, tanto a los buenos como a los malos. A los unos, se los reconocerá; a los otros, se los desenmascarará.


Un agitador político toma la palabra. El artista es tomado por la palabra.


Adolf Loos y yo, él al pie de la letra, yo mediante el lenguaje, nos hemos limitado a mostrar que existe una diferencia entre un orinal y una urna, y que sólo a partir de esa diferencia se abre un espacio para la cultura. Pero los otros, los positivos, se dividen entre quienes utilizan las urnas como orinales y quienes utilizan los orinales como urnas.


Lo que entra con facilidad por el oído sale con la misma facilidad. Lo que entra con dificultad por el oído, sale con idéntica dificultad. Esto vale para la escritura aún en mayor grado que para la composición de música.


Un pintor sin escrúpulos que, con la excusa de querer poseer a una mujer, la atrae hasta su taller y, allí dentro, la pinta.


El arte consiste en captar el mundo con una mirada. ¡Cuántas veces, sin embargo, el mundo entra por un solo ojo!


Todavía no existe ningún antídoto contra la maldición de la necesidad de crear.


El arte sirve para limpiar los ojos.


El imitador persigue las huellas de lo original y espera que se muestre por algún lado el secreto de la singularidad. Pero cuanto más se aproxima al original, tanto más se aleja de la posibilidad de que le sirva de algo.


No hay voluptuosidad que se aproxime al éxtasis de la creación espiritual, y no existe tristeza comparable a la del artista que se hunde con su obra recién acabada. La seguridad en sí del inconsciente crea cada vez la primera obra, la cual es, por ello, siempre su mejor obra. Pero, una vez concluida esta, la inseguridad que conlleva lo consciente le hace ver que es la última, y, por tanto, la peor. Cualquier crítica impone asimismo idéntico desaliento. Un juicio que sólo puede seguir los pasos de la creación artística en aquello que tiene de desilusionante, pero que en cambio no puede seguirla en el placer, es una verdadera blasfemia. Nada saben de la voluptuosidad quienes sólo conocen aquella que precede a la desilusión.


Cuando el escenario del mundo se derrumba, llega la orquesta y se pone a tocar.
Unos encuentran hermoso esto, otros aquello. Pero deben “encontrarlo”. Y nadie quiere buscar.


Me niego a disolverme en la música. Lo que la música sea, que se disuelva en mí.


Un organillo en el patio molesta al músico y alegra al poeta.


No existe inmovilidad mayor que cuando un mal dibujante representa el movimiento. Uno bueno puede representar a un caminante sin dibujar las piernas.


El pintor artístico y el de brocha gorda tienen en común el hecho de que se ensucian las manos al trabajar. Exactamente eso es lo que diferencia al periodista del escritor.


Lo que vive del tema, muere con el tema. Lo que vive en el lenguaje, vive con el lenguaje.


Si una errata permanece en una frase y la frase sigue manteniendo su sentido, es que esta no contenía ningún pensamiento.


La ciencia es el análisis del espectro. El arte es la síntesis de la luz.


Hay quien se adelanta a los originales. Cuando dos tienen un pensamiento, este no pertenece al primero que lo encuentra, sino a quien lo tiene mejor.


Un poeta leyendo: produce la misma impresión que un cocinero comiendo.


Resulta válido para el artista y el pensamiento la frase de Nestroy: “He hecho un prisionero y ya no me deja libre”.


La tristeza y la vergüenza deberían cubrir todos los entreactos de la verdadera humanidad. Fuera del acto de la creación, el artista sólo debe experimentar su propia indignidad.


¡Esta carrera cargada de intenciones a medio definir! ¡Y esta distancia eterna entre las intenciones y el arte! Jadeante en la línea de meta –y vuelta a la línea de salida, donde uno por fin se siente de nuevo completo.


Cuando me quedo atascado es porque me estoy confesando en el muro del lenguaje. Allí me retiro a que me sangre la cabeza. Y debería hacerlo más veces.


La vieja palabra no pertenece a nadie. Nadie puede apropiársela.


Muchos talentos conservan su precocidad hasta la vejez.


Un esnob nunca es totalmente de fiar. La obra que elogia podría ser buena.


No todo lo silenciado está vivo.


La palabra tiene un enemigo, y este es la imprenta. A una idea orgánica le es propio que un lector de hoy no pueda entenderla. Si el lector de mañana tampoco puede entenderla, entonces la culpa es de una falsa manera de leer. Creo de forma categórica que las dificultades de comprensión que nos suscitan las obras de los grandes escritores son errores de imprenta que ya no estamos en condiciones de identificar. Como en la esfera de la concepción periodística del arte se ha pensado hasta ahora que el lenguaje sirve para “expresar” algo, también se ha creído en consecuencia que las erratas de imprenta son molestias insignificantes que no pueden ocultar información al lector. No podrían en ningún caso agujerear la materia del discurso, ni romper la intención del autor; el lector comprende lo que el autor quiere decir, y este sería un pedante o un esteta enamorado de la forma exterior si pidiera algo más. No tienen idea de lo que el autor experimenta antes de ponerse a escribir; no entienden en absoluto lo que siente al escribir. ¿Cómo podrían alcanzar siquiera a vislumbrar lo que acontece entre lo escrito y lo leído?


Un poema es bueno hasta que averiguamos quién lo ha escrito.


El lector inteligente alberga la mayor desconfianza contra esos narradores que vagan por lugares exóticos. Lo mejor que puede ocurrir es que no hayan estado allí. Pero en su mayoría son de tal calaña que han de hacer un viaje para contar algo.


¿Cómo he terminado por convertirme en colega de aquellos que escriben sobre los problemas de la vida sexual sin estar facultados para ello? ¡De mucho mejor grado llamaría colegas míos a quienes se ocupan del misterio creador en la fabricación del cacao!


Este autor es tan profundo que yo, como lector, he necesitado mucho tiempo para ascender a su superficie.


El artista es alguien que puede obtener un enigma a partir de una solución.


De La tarea del artista, Karl Kraus (Casimiro, 2011). Selección, traducción y presentación de Miguel Catalán.









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