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jueves, 28 de junio de 2012

7326.- WILLIAM JOHNSTON


William Johnston, (Montevideo, URUGUAY 1967)
Licenciado en Letras. Ha publicado los poemarios: Un jarrón chino (1994); Los fragmentos dispersos (1999; que incluye el libro anterior, más Autorretrato en agua quieta /1995-1998, y Poemas recientes /1988). La estación de las bellas furias y otros poemas (2000, Premio del Ministerio de Cultura y de la Intendencia Municipal de Montevideo, categoría inéditos, 1999), El vuelo del manatí (2001) y Leve sombra (Primer premio de poesía inédita IMM, 2006).





Ahora el aire es liquen...

Ahora el aire es liquen
El corazón se ahoga rasante al pasar por los espejos
La sangre: follaje sin sombra

Toda imagen tropieza con una piedra
Llamada amanecer

Cualquier pájaro intenta
Ser aquel bosque entero a punto de incendiarse.

(de Leve Sombra, 2006)






                  Antes que naciera...

Antes que naciera
Antes que entrara al mundo desde la casa del viento

Padre deshilvanaba las historias sobre la caza del ciervo
En la edad de las multiplicaciones

La pampa era sólo una fábula color verde escocia
Había vacas de utilería detrás de los alambrados
Campos de girasoles de strass a listones

Las hormigas construían sus nidos en la entrepierna de la empleada
Mientras servía el té a las cinco de la tarde

Madre, sentada a la sombra de un roble,
Hojeaba al pasar una revista sobre Yohi Yamamoto.

       De La Estación de las Bellas Furias, 1999.






                            sirena enamorada...

sirena enamorada en la entrada el portero viejo ataviado
dorados sus botones para desfile militar
(arisco caballito en ario jinete en aritmética armonía:
belleza casi en gordura aborigen
cantar sólo una vez mientras ellos pasan
pisan y posan para edulcorante fotografía en fotonovela educativa
y vamos a casa la siesta en página sesenta y ocho
capitán nemo vs. calamar gigante) antes del portero
casi olor a naftalina en el foyer alfombra en losanges
decía un profesor de astronomía versado en heráldica
años después entendí por qué dos jóvenes follaban a ritmo suave
blanco follaje los azulejos blancos como dentro de un acuario
y estaba mi ojo en el ojo victoriano de la cerradura
ahora recuerdo esa imagen y yo también jadeaba

                    De El Vuelo del Manatí, 2001







                         una nube...

una nube es la antología perdida de cualquier paraíso


no hay lugar a dudas:
el cielo está ordenado según las celebraciones del aire.

De El viento detrás del bosque, 2003







RESPUESTA HACIA SALISBURY

Hacía ocho años que no la veía
y aún poseía esa serenidad de santa en el martirio
cuyas estampas repartí el día de mi comunión.

Mientras esperaba el autobús que me llevaría a la iglesia de Salisbury
recordé nuestras amistades comunes,
sus promesas que duraban un instante en le fondo de la una de una taza de té,
sus gustos como contar
cuántas vueltas daba un pez en el silencio de nuestra conversación.

Durante el trayecto volví a pensar en ella: se llamaba Perséfone,
los padres eran griegos y deseaban volver a la isla de Cos,
luego de la muerte de su abuela.

A los cuatro meses, comprendí que Perséfone vivía de sus dos suicidios,
dilapidando su lengua en falsas historias
hasta que dejó una carta donde se convencía
que debía huir de mí para encontrarse.

Hacía ocho años que la buscaba
para preguntarle los argumentos de su ausencia.

Alrededor de la iglesia la hierba estaba crecida,
la liturgia de los vitrales celebraba reyes de Inglaterra
y el encuentro con Perséfone persistía en su voluntad de animal nocturno
y seguía con sigilo mis pensamientos que responden a ese paisaje
donde dos estatuas estaban siendo flageladas por un sol de invierno.

De "Los fragmentos dispersos"







LA VISITA DEL PASTOR CARLEY

Desde aquí veo al pastor Carley con su largo saco
caminando en dirección a esta casa
y el viento comienza a soplar desde su cuerpo a las barcas.
Hasta cercano al anochecer, el pastor me visita
como siempre lo hace en los primeros miércoles de cada mes
desde la muerte de mi hermana en junio pasado.
Se quejará modestamente de la administración de la parroquia,
me aconsejará leer las aventuras de heroínas victorianas
y, a propósito, mencionará cada siervo por sus virtudes.
Desde aquí veo al pastor Carley con su largo saco
más acá de la línea roja de las amapolas
sujetando el sombrero ante un golpe de viento,
con su paraguas roto que le alcanzaré al salir.
Y luego, cuando el viento se vuelva contra las ventanas del sur,
encenderé el fuego en honor a manes, lares y penates,
dando gracias que fue por ellos
corta la visita del pastor Carley.

De "Los fragmentos dispersos"










Las llagas casi anfibias

 Las llagas casi anfibias -sangre ambarina: ambrosía-
en su costado más profundo del cuerpo
de las furias que urdían esta historia
entre los placeres soterrados de octubre.

llevaban una luz luciferina como santoral envuelto en papel aluminio,
los coturnos color púrpura,
el vestido de lamé que lame abriendo con su lengua brillante el aire.

y así entraron a casa con su coquetería de tocador azogado.
su sombra pudrió los higos que estaban en el centro de porcelana antigua

y no las dejes caer en la tentación de traficar con nuestros sueños
dijo mi madre cerrando puertas,
los umbrales umbrosos: celosías y postigos.

De "La estación de las bellas furias"



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