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lunes, 25 de junio de 2012

7263.- HÉCTOR COSSÍO SALINAS




HÉCTOR COSSÍO SALINAS
(Cochabamba, Bolivia, 1929 - 1972).- Poeta y literato. Abogado. Diputado y luego Alcalde de su ciudad natal. Impulsó la revista ‘Canata’. Miembro de ‘Gesta Bárbara’. Presidió la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Bolivia. Asesor editorial y codirector de la Enciclopedia Boliviana de ‘Los Amigos del Libro’.
Augusto Guzmán definió al autor: "Gallardo, claro, seguro y armonioso poeta ingresó al Parnaso por la difícil, lujosa, tallada Puerta de los Sonetos, alcanzando una consagración nacional con su único libro de poemas cuyo hospitalario título, por sí solo es una amable tentación de caminantes fatigados y malcomidos. ¿Quién no quisiera llegar a una Posada de los Sueños...?".
Por su lado Julio de la Vega comentó: "Uno de los buenos sonetistas de la poesía nacional, proporcionando a ella la sencillez de las églogas: cultivó casi exclusivamente la lírica y en ella el poema amoroso".
Su poema titulado ‘Apuntes para una biografía de mi madre’, dice en parte: "Madre: cuando nací tenías / un corazón de prolongada pena. / Un martirio sin música, obediente / a mi duro cuidado, fatigada / el frío innumerable de tus sienes. / Desde tu gracia plena y luminosa / recuerdo que la miel nació contigo. / Tus labios esparcidos en la atmósfera / dictaban un lenguaje de suspiros".

LIBROS Poesía: Posada de los sueños (Premio Nal. de Poesía 1963, Ed. 1964). Antología: La tradición en Cochabamba (1969); La poesía en Cochabamba (1972).




SONETOS DE HUMILDAD 

Eres el pan presente cada día... 
Eres el pan abierto de blancura 
que en su interior creciente me asegura  
la humilde devoción de la alegría. 

Eres la espiga tierna que podría  
retenerme en su cáliz de ternura 
y conducirme al sueño que clausura  
esta vida recóndita y vacía. 

Eres el pan perenne y verdadero:  
infancia rubia, dulce levadura  
presentida de amor y de tibieza. 

Y eres el pan moreno que yo quiero,  
inmerso en el dolor que me inaugura  
para otra forma de eternal pureza. 






¿Dónde está la sustancia verdadera  
que hizo del trigo pan; del amor, beso;  
de los sedientos labios, embeleso,  
y del sueño una eterna primavera? 

Vecina de la muerte y de la espera,  
¿esconderá la noche - lirio preso,  
recóndito albedrío, amor confeso – 
tu presencia purísima y ligera? 

Compadéceme, amor, porque mi sueño  
se acercó demasiado a lo imposible  
del pretérito signo florecido.

Compadéceme, amor, que no soy dueño  
de mi propia existencia en la terrible  
serenidad de tu postrer olvido... 








Trigo maduro y amarillo, trigo  
ofrecido en la tarde jubilosa  
desde la humilde mano silenciosa  
serenamente próvido de abrigo.

Fruto lleno de paz, fruto mendigo  
del necesario amor de cada cosa.  
Al incluirme en tu alma luminosa  
de blancura recóndita, te digo. 

mi palabra de canto y alabanza, 
porque has llegado a mí con la esperanza  
de una vida de eternas claridades. 

Trigo maduro, de tu lado vengo 
y en las manos abiertas sólo tengo 
la serena emoción de otras edades. 




TENGO LOS PIES SOBRE TU AMANTE ESFERA 

Tengo los pies sobre tu amante esfera  
y he venido a cantar desde mi arado,  
desde el rastrojo azul y enamorado  
hasta el barbecho de tu cabellera. 

Salióme ronca por la vez primera 
y fue combate el aire colmenado;  
mi corazón al tuyo conjugado 
hace brotar la flor: trigo y mancera.

Hace brotar la flor y me contengo,  
porque es vano morirse de alborozo  
cuando la espiga su color porfía. 

Crezco en mi soledad, pues voy y vengo  
multiplicado por el tierno gozo  
de saberte perfecta, ¡tierra mía! 




VIDA 

Hoy canta tu extensión sus atributos  
más allá de los signos minerales.  
Nuevo coro de voces primiciales  
hincha tus campos de lucientes frutos. 

Envidiable de brazos y tributos,  
abriendo sementera de trigales, 
sigue mancera - bueyes fraternales – 
uncida a los senderos absolutos. 

De tus llanuras nace mi cantiga,  
de tu mudar sin fuerza de atadura,  
de tú ofrecido idilio, tierra amiga. 

¡Rama de tu pureza es mí aventura,  
fresco hontanar devuelto por la espiga,  
cosecha innumerable por su hondura! 





Preludio

Donde encontró la bíblica paloma
reposo carinal para la pena,
donde habitó desnuda la azucena
-luz en la entraña y en la flor aroma-,

donde el amor más cálido retoma
forma de abeja rumorosa y plena,
tu inmenso corazón sembró de arena,
de yedra azul y de fragante poma

este rincón de la esperanza mía.
Aquí la mano abierta fue constante,
su presencia vital se hizo alegría,

y mi cariño fiel -cigarra amante,
severo otoño de melancolía-
cantó su arquitectura desbordante.



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