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jueves, 19 de abril de 2012

6689.- DOMINGO DE CRISTÓFARO



DOMINGO DE CRISTÓFARO nació en Buenos Aires en 1959. Es profesor de Lengua y Literatura. Ha publicado en poesía Minuciosa llovizna (2006) y el cuaderno Squeo Nº 21, Cuatro gotas (2008). Poemas suyos aparecen en la antología de poetas contemporáneos Icosaedro (2007).


Uno, dos, tres… cuatro.
El manto helado de la mañana
y la brasita del pucho
haciendo punta.
Primero un pie
(la cuenta: cinco… seis)
después el otro
¿cuánto falta para el regreso?
siete…
uno se cansa de tanto
(ocho… nueve)
luchar, para qué…
Si el sol me calentara los huesos,
al menos,
si esta vida fuera
sólo un poquito
más dulce.





Entre la escuela
y yo
este barro:
minuciosa llovizna
lo amasó durante horas
y mis pies
se levantan
-pasitos cortos-
se apoyan de plano
-nada de “taco y punta”-
se hunden pero me siguen
no se clavan
en el suelo.
Rutina trivial
de frío y sueño
con la que empiezo
cada día
a ganarme el pan.





Nieva la nieve
de papel picado
y blanquea
la cabeza con gorro
de la niña;
la fiesta en la calle
es más fiesta
porque es de todos.
Baila la niña
mueve los pies
llenos de gracia
los brazos en jarra
como lo hicieron
sus ancestros
como lo hacen sus mayores,
baila como ellos
pero sin sus miserias.
Gira y salta
va hacia lo alto
bajo las luces
que presta la noche
y deja
sin que lo sepa
una estela de inocencia.




Mi vieja y yo volábamos
sobre una alfombra de alegría
viernes al ocaso de compras
y a la noche
las comedias de Pacheco
juegos de palabras
en su humilde dialecto
de un pequeño pueblo
de Avellino
canciones viejas
de algún festival de San Remo.
Una máquina de coser
y a pedalear
para alcanzar el futuro
ése que nunca se parece al de los sueños.
Mi madre cocinaba para los dioses
y ahora está cansada
pero aún espera
rodeada de fotos
y chucherías
algo que se parezca
a la felicidad.









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