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lunes, 25 de junio de 2012

7273.- ROMÁN MAYORGA RIVAS




Román Mayorga Rivas (León, Nicaragua, 1862 - San Salvador, El Salvador, 28 de diciembre de 1925) fue un periodista y poeta nicaragüense. Es considerado el fundador del periodismo moderno en El Salvador.1
Fue hijo del político Cleto Mayorga, y nieto del presidente Patricio Rivas.2 A la edad de doce años, arribó a la ciudad de San Salvador, El Salvador, y realizó sus estudios en el colegio de Hildebrando Martí y Anselmo Valdés. Ya en el año 1876 fundó el periódico El cometa, al que siguieron Diario del cometa (1878) y El estudiante. A finales de 1879 retornó a Nicaragua, y participó en la vida intelectual de su ciudad natal, León.2
Entre los años 1884 y 1886, imprimió la obra antológica de tres tomos Guirnalda Salvadoreña que reúne datos biográficos y la obra de poetas salvadoreños. Para ese tiempo fundó en Nicaragua el periódico de gran formato El independiente de la ciudad de Granada, adonde contrajo también matrimonio.2 Tras retornar a El Salvador, instituyó el periódico Diario del Salvador (1895-1932), considerado uno de los más importantes de Centroamérica y el más moderno de esa época, y por el que llevó al país la primera imprenta Duplex. Además, en ese medio colaboraron reconocidos literatos como Francisco Gavidia, David J. Guzmán, Porfirio Barba Jacob (conocido como Ricardo Arenales), y José María Peralta Lagos, entre muchos otros.3
En el campo de la literatura, Mayorga Rivas es considerado parte de la segunda vertiente del Romanticismo en El Salvador, según Luis Gallegos Valdés, y también un importante promotor del Modernismo.2 Colaboró además con poemas y artículos en diversos medios nacionales, así como en La revista ilustrada de Nueva York,3 y por su dominio del inglés, italiano, portugués, y francés realizó traducciones literarias. A partir de 1915 ingresó como miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua, adonde ocupó la silla B, y ese mismo año publicó su único libro de versos: Viejo y nuevo. Fue amigo de juventud de Rubén Darío y José Martí.
Como funcionario público, Mayorga Rivas estuvo al frente de la Dirección General y Estadística en El Salvador, fungió como secretario de la Legación de Nicaragua en Washington D.C., subsecretario de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública en Nicaragua, y enviado a la Conferencia Panamericana en Río de Janeiro, Brasil, por parte de El Salvador.




Beso Nupcial 

Cerca, las dos muy cerca, aquella noche 
La niña de mi amor estaba pálida; 
Y sus manos cogí… dentro de las mías 
Yo las sentí temblar, como las alas 
De ave que se aprisiona por cansada. 

Se las colmé amoroso de caricias, 
Y ciego ante el fulgor de su mirada, 
En un rapto de dicha, sus dos brazos 
Llevé a mis hombros, y en su frente casta 
Puse en un beso apasionado el alma. 

A mi cuello enlazó las manos trémulas, 
Brotaron rosas en su faz nevada, 
Y un ósculo nupcial le di en los labios, 
Al sentir que mi triunfo coronaba 
De aquellos dulces brazos la guirnalda!  

(El fígaro, Domingo 14 de julio de 1895, Tomo II, No. 13, p. 100)





Odor di fémina 

A Anthero de Figueiredo 

Era austero y sesudo: no existía 
Fraile más ejemplar en el convento; 
En su escuálido rostro macilento 
De lágrimas un poema se leía. 

Una vez que en la extensa librería 
Hojeaba triste un libro amarillento, 
Cayó, convulso y torvo, de su asiento, 
Sin vida en la marmórea losa fría. 

¿De qué el fray moriría? –No hay historia 
En el claustro que de ello haga memoria, 
Y velan la verdad misterios hondos; 

Mas cuentan que un bibliófilo comprara 
El libro extraño, y que, al abrilo, hallara 
Unos cabellos de mujer muy blondos… 

(El fígaro, Domingo 18 de agosto de 1895, Tomo II, No. 17, p. 130)






Venus púdica

El agua en el estanque está dormida 
Y la coronan pétalos de rosa, 
A la indecisa claridad hermosa 
De una aurora triunfal que vierte vida 

Se dejó para el baño prevenida, 
Límpida, y enflorada y olorosa, 
Y ya llega la niña pudorosa 
Al borde del estanque, desvestida 

Toca la linfa con el pie; y al frío 
Beso que siente, a echarse no se atreve; 
Mas al mirar en boscaje umbrío 

Que la contempla un cazador aleve, 
Al punto entrega al estancado río 
Su cuerpo virginal de rosa y nieve. 

(La Quincena, Año 1, Tomo. 1. No. 5, 1 de junio de 1903, p. 161-162)







Pecadora 

Antes no eras así. Tú eras humilde, 
    y hoy eres orgullosa; 
el pudor te encendía las mejillas, 
y hoy te las pone la lascivia rojas. 

Di, qué tienes? Profunda es tu mirada; 
    ¿por qué estás ojerosa? 
Están rojos tus labios y están húmedos, 
incitando a los besos… ¡tú eres otra! 

Yo todo lo adivino. Con el alma 
    hago luz en la sombra; 
tus noches me revelan sus misterios, 
y ya sé que te has vuelto pecadora… 

(La Quincena, Año III, Tomo VI, 1 octubre de 1905, N. 61, p. 28)






CISNE NEGRO

En las dormidas aguas del estanque,
góndola de azabache, un cisne negro,
a la luz moribunda de la tarde
bogando va con sus callados remos.

Cuentan que un día, como flor del aire,
cayó una garza en el estanque terso,
que repelióla el cisne, y que, al instante,
de un picotazo lo dejó ella ciego.

Voló, huyendo veloz, la nívea garza
y, aunque sin ver, el cisne victorioso,
sintióse único rey de sus dominios;

y así, desde que nace la mañana
hasta que muere el sol, lo cruza solo,
negro como el dolor y pensativo.






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