Rubén Darío LOTERO
(Medellín, Antioquia, COLOMBIA 1955)
Poesía de la calle, de la observación minuciosa y objetiva en cuya visión, una ciudad, un mundo, vuelven a nosotros menos ajenos, más reconocibles.
Madurez expresiva, sin ambages, palabra vivida desde la soledad con la fuerza que respira en ella, el silencio.
Desnudez límite del pensamiento que descubre la belleza a la vuelta de un gesto mínimo, un detalle revelador que totaliza el conjunto universal, el escenario despojado de luces y efectos que la cotidianidad enseña. Todo esto sumado a una experiencia larga, confrontada directamente con la vida difícil, dolorosa, no exenta a veces de la crueldad que le ha sido dada.
OBRA: Poemas para leer en el bus (1991), Historias de la calle (crónicas, 1991), Camino a casa (Poesía, Beca Ministerio de Cultura, 1997). En 1990, le fue concedido el Premio de Poesía Carlos Castro Saavedra, y en 1991, el Premio Nacional de Poesía U. de A.
Sus poemas han sido publicados, además, en diferentes revistas y antologías del país. Perteneció también al grupo de redacción de la revista Acuarimántima, ya desaparecida.
DÍA
La ventana cerrada
y el pantalón sobre la silla
En la lluvia de afuera
las estrellas se han diluido
El día de hoy
ya con cerrojo
ATARDECER
Recorro las aceras cuarteadas
Una cerveza y un asiento
para descansar
Entran los últimos rayos de sol
¡No molesten! les digo
Pero el viejo minero
esparce su fino oro
sobre la mesa del bar
SUBURBIO
En la cañada del suburbio
los pequeños levantan chozas
mientras los muchachos juegan a las cartas
y en improvisado fogón
cocinan un sancocho con la gallina
hurtada de un solar vecino
FINAL
Los festones ondean
sobre la calle desierta
¿Dónde están los sedientos
que la víspera apuraron
las botellas de ron?
¿Dónde las mujeres
que adormecidas bailaban
sobre sus pechos?
AMANECER
Como sábana blanca
se desliza la niebla
de los senos dormidos
de la montaña
y se enreda en el verde pubis
que ha crecido en la cañada.
De: Poemas para leer en el bus
LA BELLA EXTRANJERA
Menuda como un rayo de sol
recorriendo las calles de esta ciudad
la bella extranjera
de loca cabellera amarilla
se refleja en las vitrinas.
De: Poemas para leer en el bus
Voces de lluvia
Es de noche y llueve
Las aceras están vacías y
los carros se deslizan
sin ruido
por entre los charcos
Ella ya no vendrá
Esta noche otra voz
escuchará en su almohada:
la lluvia de afuera
que cae y cae
Súplica
¡Que avance el reloj, Dios mío!
Que llegue la hora del sueño
y pueda mirar para adentro
Viaje
Abro la ventanilla del bus
y una corriente de aire
me moja la cara
¿A dónde van con tanta prisa
lejanas casitas de los cerros?
¿Acaso hacia la ciudad de donde huí?
Verso
Para andar sin palabras
el pasadizo que conduce al sueño
un verso en la hoja
exacto como la hora en el reloj
o como el vestido en el armario
La clase
En el sopor del pueblo
en tanto el profesor lee en clase El Quijote
allá afuera en el campo
una panzuda nube se acoda en el cerro
para ver el loco viento que atraviesa el maizal
y columpia la ropa en los patios
Cielo
Cada rato se me cae el cielo
desde arriba
Aquel callado testigo
que me observa a diario
se me cae
como un viejo
demasiado cansado para sostenerse
Entonces lo levanto
aunque cada vez me sea más difícil
Pero llegará el día en que ya no pueda
y lo dejaré quieto
aplastado contra el asfalto
Adelantar la noche
A veces quisiera
descender por mi sombra
y permanecer allí a oscuras
quieto oculto descansando
A veces me canso de mi piel asoleada
y del día
y quisiera adelantar la noche
habitando mi sombra
Camino a casa. Colección Autores Antioqueños, Medellín, 2003.
No hay comentarios:
Publicar un comentario