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domingo, 27 de mayo de 2012

7060.- MIGUEL MÉNDEZ CAMACHO



Miguel Méndez Camacho nació en Cúcuta, Colombia, en 1942. Es poeta, abogado, periodista, y profesor universitario en diversas ramas.
Doctor en Derecho Ciencias Sociales y Políticas Universidad Externado de Colombia, 1962.

Publicaciones: "Los Golpes Ciegos" - "Papeles"- "Poemas de Entrecasa"- (Crónicas y reportajes) - Introducción al estudio de las Ideas políticas" (Ensayo) - "Perfil y Palote" (Articulos y ensayos) - Instrucciones para la Nostalgia" - poemas (Buenos Aires). 2003. Novela “Malena”. Editorial Alfaguara 2003. “La alegría de Escribir”. Selección de crónicas, reportajes y columnas periodísticas. Editorial Externado de Colombia. Febrero 2003. “Desencantos y Cantos”. Selección poética. Editorial Externado de Colombia. Febrero 2003. “La primera cosecha que dio pájaros.” Instituto Caro y Cuervo 2004. Pelé: De la favela a la gloria. Editorial Panamericana 2005. Antología, en la Colección viernes de poesía. Universidad Nacional de Colombia 2005.

Otras actividades: Presidente de AFACOM. Fundador del Concurso Universitario Nacional de Cuento Corto y Poesía de la Universidad Externado de Colombia, de los concursos nacionales de Poesía, Eduardo Cote Lamus, y de Cuento, Jorge Gaitán Durán.
Poeta de año del XII Festival internacional de poesía de Bogotá 2004.
Director de la Colección Cuadernos de cultura, del Instituto de cultura del Norte de Santander.
Director de la Colección Clásicos de la literatura Colombiana. 27 ediciones. Editorial de Colcutura.
Director de la Colección “Un libro por centavos” con un tiraje de 13.500 ejemplares que se distrubuyen gratuitamente con la Revista “El Malpensante”, con 40 autores publicados.



Poemas


Escrito en la espalda de
un árbol

No recuerdo si el árbol daba frutos
o sombra,
sólo sé que dio pájaros.

Que era el centro del patio
y de la infancia.

Que en la madera fácil
tallé tu nombre encima
de un corazón flechado.

Y no recuerdo más:
tanto subió tu nombre con el árbol
que pudiste escaparte
en la primera cosecha que dio pájaros.





Kampeones

En la revista del colegio
una fotografía de treinta años atrás
donde estamos posando sudorosos
después de la victoria.
Todos tenemos un aire de grandeza
que hemos ido gastando :
El gallego Tomás
el pecoso Pedroza
el maracucho Antonio
que hizo un gol memorable
y ahora tiene
una casa de citas en Valencia.
El tatareto Vega
que era puntero izquierdo
y ahora juega a político
por el ala derecha.
Siboney el negrito centro-medio
Y Juan Ramón “Pocillo”
- porque tenía una oreja, solamente. -

Al respaldo con mi letra de entonces
una larga leyenda que comienza:
Campeones (con K)
el nombre y los apodos del equipo
los goles y su hazaña
- con fecha y hora -
de esa tarde de marzo
cuando fuimos
brevemente inmortales.





CONFESIÓN

Ando perdido
pero jubiloso.
Confieso que no sé
a dónde voy,
pero la alegría me delata:
todos saben
que vengo de tu cuerpo.






Recuérdame, desnuda

¿En qué bar estarás
dónde tu risa
suene más que la música?
¿Donde tu pelo sea
el rincón más oscuro de la fiesta
y tu escote
la ventana mejor iluminada?

Alguien ya sabe que eres impredecible
de la cintura para abajo,
hacia arriba te salva la sonrisa
y esa mirada ausente
como si no quisieras compañía.

¿A quién decidiste seducir?

Recuérdame, desnuda
y no olvides
que nadie sabe más de tu cuerpo
que mis manos.






Tristura

Las primeras señales del olvido
no son ritual de puertos o viajeros,
las ausencias
no requieren de adioses.
Los abandonos
no necesitan ceremonias.

Uno se va sin trenes
sin aviones,
uno se va sin barcos.
Uno se va.





Lucrecia

Mi madre nunca tiene en los poemas
un muy exacto
Simpre está dando vueltas
Huyendo y regresando
Aquí y allá de la vigilia al alba,
limpiando
y remendando mis palabras
como si fuera oficio de la casa.







Para asumir la soledad

En los aeropuertos donde nadie te espera
ni despide
ondea tu sonrisa
y responde a las manos que saludan.
Y al subir o bajar la escalerilla
el rito del brazo levantado
hacia la bandería
de los pañuelos que se agitan.
No olvides la variante
de las pequeñas tiendas de turismo:
pregunta por el perfume
de la muchacha que te hubiera esperado
si tuvieras alguna.
O el licor favorito de tu amigo
que no puede beber
porque la muerte no se lo permite.
Duty free significa simplemente
libre de explicaciones
para asumir la soledad.
Y cuando los altoparlantes anuncien
que el viaje continúa
vuelve y levanta el brazo
hacia la muchedumbre
que es posible que quienes te saludan
sean también solitarios que no tienen
ni visitas ni ausencias.







Don Pablo

Señor, doctor, don, excelentísimo
Máster, míster, monsieur, su señoría,
Don Neftalí, don Pablo, don Neruda.

Conste que no me burlo,
es el respeto disfrazado de risa
pero no lo soporto,
no le permito tamaña humillación
tan grave ofensa
como escribirle un verso a la cebolla
y hacerlo bien.

Yo en cambio soy tan torpe
en el oficio
que no puedo hilvanar
más de tres versos
para decirle a la mujer que amo
esas cosas hermosas
que usted malgasta
en congrios, alcachofas, perros muertos,
insectos y cebollas.

Maldito usted, don Pablo
que utiliza palabras
y las deja inservibles.





La Soledad

Si miramos el rostro de la amada
y cerramos los ojos
para palparlo luego en la memoria
el fantasma del miedo nos traiciona.

Por eso los amantes
no se dan nunca el uno al otro
y las manos que recorren los cuerpos
no persiguen la piel
sino el olvido de la futura soledad.

Y las caricias se prodigan
no a los cuerpos
sino al vacío de la ausencia
al temor de quedar sin compañía...



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