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viernes, 4 de mayo de 2012

6825.- ALICIA PASTORE




ALICIA PASTORE
Nací en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1949. Ya entonces era niña, dificil situación para mis padres.
De mí, nada: vagos recuerdos de talleres literarios, unos versos en papel, un grupo, una revista, un pr..., lo de siempre, nada.
Ahora, si hablamos de Poesía, ésto sí es algo serio. Siento que me toca el hombro, me dice: no me eludas, la opción es: "conocimiento o muerte". Saber que la muerte nos topa en cada ausencia, prejuicio, exclusión o miedo, facilita mi elección.
Eso, tan poco y tanto.





un tamiz donde se filtra

la robustez del silencio
me congrega
en la urdimbre enigmática
de este tramo,
la duda espolea
mis capacidades,
mi discurso aprendido
y aprobado,
mis vastas precauciones.
Un tamiz donde se filtra
un último aliento,
el primer llanto,
la interrupción de una luz
en simultáneo
con el encendido de una lámpara,
mi intelecto en pugna
todo me pone aquí,
donde estoy,
dispuesta a desaprobarme,
gentilmente incierta.
En un movimiento leve
flexiono una estirpe.




la urgente del amor

Ese día
creerán que he muerto

pero un amigo de mi hondura
sabrá
que fui a recoger palabras
para un poema demorado
que desde hacía un tiempo
viajaba en el tren
del cansancio y el silencio
y que volveré invista
a las mañanas tempranas
a la lenta de las tardes

dirá
que vio a las lunas traviesas
cruzándome la piel
que me oyó murmurar
que era una catedral ancha
y habitable la tristeza
y tenía miedo
de soltar mis pájaros en ella
y que elegí el exilio
las voces guardadas
los demorados en la piel
y la ropa arrancada a mordiscos
por la urgente del amor.






como brizna

- I -

tan delgado como un cabello,
como una brizna:

un recodo inadvertido,
una sola mano
sesga un horizonte,
descuelga un tiempo,
desata un canto,

tan sutil y cierto.

- II -

cállame,
huye del labio,
te alcanzará mi silencio.

- III -

La vaina
ha sentido el filo,
el espasmo,

se curva,
tiembla,
gime.

- IV -

locura,
canto húmedo,
flora infatigable,

la sangre
se ha vertido.

Susúrrame...

ah...
el dorso de las cosas.





polvos

polvos ofrecidos
a la vida, a la muerte
a las tijeras.

Atravesados
por la hora secular
de un amanecer.

agazapados en la sangre,
en el hueco
de un paseo a cualquier hora,
en cualquier calle,
entre los árboles,
los cafés, las librerías,
al acecho
en cualquier tramo,
reprimidos
o escupiendo su sol
de cadenas rotas.

Manifestados en el grito
de recreo, de miedo,
de incendio, de voracidad,
de acto perpetrado
y no resuelto,

abriéndose paso,
avasallantes o exiguos
para desencadenar
el instante
esperado, perdido,
demorado, fugaz

Vencido.






la poesía

Suena, viene sonando
como un galopar,
calla la orquesta de palos
y lágrimas,
y se escucha en los rincones,
los hormigueros, las fuentes,
en un canto empecinado
en las cloacas y baldíos,
salta de un salmo a un burdel,
desde la voz
hasta el cuerpo expoliado,
curva la palabra
hasta imponerla
en la intemperie bestial
de sus ángeles,
se enreda
en el amor ineludible,
en su vaho de tristeza en fuga.
verba y radial
viene y viene
descamando la memoria,
asalta el linaje
de la emboscada perenne,
irrumpe profusa,
atrevida amazona,
legendaria y vigente.





el poema

Casi nada,
la respiración aún entrecortada,
ya injustificada mi desnudez,
el frío incipiente,
el pudor que se concentra
en el gesto,
enlace de gozo y desencanto,
la confusión, la sordidez,
la angustia del desprendimiento.
sólo eso:
una muerte, un nacimiento,
un fluir de sangre hacia un retoño,
un de pie frente al poema nato
y el regreso

este destino sin conjuro

Tal vez no haya sido
la calle que elegimos
ni el límite impreciso
vislumbrado a su cabo,
o aquel sueño presuntuoso
con el que dormíamos en la infancia.
Ni siquiera nuestros mandatos atávicos
o el haber desvanecido con irreverencia
alguna que otra huella.
Quizá fue el capricho de un rey
en una noche de fiesta
en que Dios pasó como una sombra furtiva
sin amor ni recuerdos.
Tal vez no fuimos tan malos
ni tan lúcidos
y no había más opción
que este destino sin conjuro
de animal intimidado.



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