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viernes, 4 de mayo de 2012

6810.- MIGUELÁNGEL MEZA



Miguelángel Meza (Kaákupe, Paraguay, 1955). Es considerado uno de los mejores poetas guarani-parlantes vivos en Parguay, pero es más conocido como uno de los exponentes más significativos de la
generación de poetas egresados del Taller de Poesïa “Manuel Ortíz Guerrero”, donde es más conocido como “CHopombé”. Ha publicado entre otras obras el poemario bilíngüe guaraní-castellano, Ita Ha’eñoso, (Ya no está sola la piedra; 1985), por Alcándara Editora con traducción de Carlos Villagra-Marsal, Jacobo Rausquin y el autor.
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La revelación poética de los años 80 es el poeta Cordillerano Miguel Ángel Meza Miranda, Caacupé 1955. Miembro del “Taller de poesía Manuel Ortiz Guerrero” desde sus orígenes y colaborador de la revista Ñemitÿ. A pesar de su juventud ha alcanzado un alto nivel poético en lengua guaraní, talvez el más alto en todos los tiempos. Sus poemas son de inconfundible acento indígena. Su lenguaje trasunta todo el mundo mítico-poético de los guaraní más genuinos. Ha venido a renovar no solo las formas, los moldes y esquemas de la poesía paraguaya en guaraní sino los mismos temas. Creo que con él se enlazan dos mundos poéticos: la paraguaya y la tribal. Y esto es más que interesante, necesario; es un imperativo para nuestro tiempo y para nuestra literatura. Representa la retoma de los símbolos poéticos propios del guaraní. Constituye, por así decir, una descolonización poética, por cuanto que la poesía paraguaya en guaraní nació dentro de los moldes coloniales y en su mayor parte está dado dentro de dicho esquema.

Para Miguelángel, la metáfora y la poesía se hallan indisolublemente unidas. El que pretenda estudiarlo con los elementos de la lógica formal no hallará nada en sus poemas, porque allí todo es poesía. Todo está en el plano connotativo. Es todo un sistema de símbolos, de metáforas, de imágenes.
La reiteración, los cambios de tonos, la cadencia y la síncopa son los únicos  elementos que podemos calificar de “lingüísticos” en su poesía. Son los únicos recursos que permanecen en el plano lógico; después ya todo excede, escapa; fuera de esto, cada palabra ya tendrá un significado distinto.
Su primer poemario “Ita Ha’eñoso” apareció en 1985, el segundo “Purahéi” en el 2001 y publicó varios poemas en las antologías del Taller de Poseía Ortiz Guerrero.  Cultiva también la oralitura recopilando cuentos populares orales como “Perurima Rapykuere” aparecido en 2001; “Chipi González guaherä” en 2006; “Maleö” en 2007 y “Perurima Pypore” en 2010
Me impactó el sabor indígena del poema “Mboriahu”. Cuando leí la primera vez pensé en las comunidades indígenas de las cordilleras del noreste, en los Päi Tavyterä; sin embargo el autor me revela que se halla inspirado en el pobrerío de los paraguayos que viven en los cerros de Ka’akupe. Los 22 versos de ese poema tienen por igual terminación aguda; acento característico del idioma guaraní. Con la enumeración, la gradación, el ritmo sincopado y la cadencia traen a la poesía todo el encanto del canto y la música indígenas.
El poema “Y’itapererï” me llenó de asombro y sigo tan lleno de ese asombro. Le pregunté al autor cómo llegó a conocer la cosmogonía y sobre todo la escatología guaraní. Me dijo que no conocía. No satisfecho, le pregunté si llegó a vivir con los indígenas guaraní, y me dijo: “muy de paso”. Le tuve que explicar que: “En el principio Ñanderuvusu se desveló a sí mismo en las tinieblas primigenias, luego puso dos palos en cruz y sobre ella creó la tierra, en el centro, en equilibrio. Pero un buen día Ñanderuvusu vendrá a extraer uno de esos soportes, la tierra se desplomará y caerá al abismo eterno. El sol desaparecerá, la tierra en el abismo se congelará y entonces acabará todo ser viviente que mora en ella”. Luego le dije: este poema, tuyo cuyo final dice: “Ejúna. Mamóiko ko’ë rekañÿ”, describe exactamente la agonía del último hombre de la tierra congelándose de a poco, clamando por la luz vivificante. El poeta al conocer lo que hizo quedó más asombrado que yo y hoy seguimos igual.
Tanto es su talento que sigo con la esperanza de que escribirá un poema inmenso contándonos toda la cosmogonía, mitología y teogonía guaraní. No digo el apocalipsis porque ya lo tiene escrito. Es que como buen poeta empezó por el final.

Tadeo Zarratea
14 de noviembre de 2011





TATAYPÝPE

Opovyvy tata
oheréi pytũmby
oikarãi mandu’a.
Ohapo’o yma
umi teko asy
ha michĩmi vy’a.

Ko amangy
Péina ojeka,
che akã rypýi
apáy hağua.

Ohesy che guata
mboriahu kusegue
yvy apére yma.
Ojapokói tata
che akã ohavere.
ro’y cheapenupã.

Ajepe’e.
Chemandu’a.
Añembyasy.
Ogue tata.




TATAYPÝPE

El fuego
esta acariciando
con su lengua
la noche.

Y araña recuerdos,
arranca de su raíz
viejas penas
y un detalle
de alegría.

La pesada lluvia
rompe la quietud
y golpea mi mente,
para que despierte.

Quema mi pisada
las calientes cenizas
de la pobreza,
sobre la tierra,
desde no sé
cuánto tiempo.

Sacude mi mente
este fuego
hasta quemarme
y el frío hiere
mi carne.

Estoy sentado
frente al fuego,
recordando.
Estoy triste.
El fuego se apagó.




OHO

A Tadeo Zaratea

Omano Juan Maidana.
Káña, mboriahu ha angatágui.
Operere kangymi ku guyráicha
ha ho'a, ogue.

Ndoryrýri yvy mamove.
Na'itindyiri poyvi mamove.
Mavave noñandúi.
Mavave nohetũi.

Ha'e ndoverái ijao.
Ha'e ndoverái ipyrũ.
Oka'apikuévo oñe'ẽ.
Juan Maidana ningo omano.

Upeha ko'ẽme iko'ẽ he'õ yvy.
Mbyjaita nimbora'e
oñamívo hesay.




OHO.

Juan Maidana murió...
La pobreza, la caña y la angustia
lo mataron como un temblor de ave;
suavemente, fue cayendo y partió.

La tierra no se estremeció.
No se puso la bandera a media asta.
Nadie llegó a sentir.
Nadie percibió ningún perfume.

Él no vestía ropas lujosas,
no resplandecía su pisada,
al sembrar su palabra. Juan Maidana, murió.

Esa mañana la tierra se humedeció.
Como una estrella, había vivido
goteando su lágrima.






MOKÖI 1

Panambi veve
ñuhovýre köi,
yrymba renói
oveve jera.
Ñu jára rymba
yvytu remói;
panambi moköi
eíra reka.

Tahýi kupykue
yvyty mboguy,
opo opoñy
tembi`u reka.
Tahýi rerekua
ojepukavy,
ome`ë teidy
teko irürä.



DOS 1

Doble vuelo de mariposas
por el campo azul,
vuelan disperso
y llaman a los habitantes del agua.
Domésticas del dueño del campo
los cosquilleos del viento;
dos mariposas
en busca de miel.

Piernita de hormiga
levanta un cerro,
salta y gatea
busca la comida.
El cuidador de hormigas
se sonríe,
cede la hermana
para su compañera de la vida.







YRUPE VEVE

Ohai
  yvutu,
     oveve.
Mokõi,
   mbohapy,
       irundy.
Hesakã
     Jeroky
           yvate.
     Y
  hypy­_
           ‘a.
Oku-
            ­,e
ipo­-
             ‘í
va. So-­
            'ó-
nte gua­_
              ‘u
amba-
               ­y.
Ohai
    yvutu,
           ohasa.
          Karugua ymaite.

                   Peteĩ,
                        irundy,
                            mbohapy.
                    Yrupe
                          ovevé­
                               va hysýi
         heta, hetaite.
                  Tatatĩ
                       y
                   omo­-
                              `ã.
                    ome­-
                               `ẽ
                     ohua-
                                ‘ĩ
                     vo no-.
                                ‘õ
                       Ipa-­
                                ‘ũ
                        kyre­-
                                 ‘ỹ.

                         Yrupe
                               ovevé-­
                                        va oho
                        mbyjaty-­
                                    re oike
                                              okañy.

                         Yma
opyta, yrováre opáy,yruguápe oke;
                          okapu
tovyñ. Ygausýpe oity hekove ñepyrũ

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