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viernes, 13 de abril de 2012

6649.- KAZIMIR MALEVICH





KAZIMIR MALÉVICH
Kazimir Severínovich Malévich, (en ruso, Казимир Северинович Малевич), (11 de febrero de 1878 - 15 de mayo de 1935) fue un pintor ruso, creador del suprematismo.
Su padre era un mal supervisor en refinerías de azúcar por lo que se ve obligado a viajar constantemente. En Parjómovka, Kazimir completa los cinco años de Escuela de Agricultura; le gusta el campo y aprende por sí mismo a pintar los paisajes y los campesinos que le rodean. En Konotop se dedica exclusivamente a pintar y produce su primera obra. A mediados de los años noventa consigue ser admitido en la Academia de Kiev.
En 1886 la familia se traslada a Kursk, donde el padre consigue un trabajo en el ferrocarril. A través de reproducciones, Malévich conoce el trabajo de Iván Shishkin e Ilya Repin, dos pintores naturalistas pertenecientes a un grupo conocido como Los itinerantes.
Empieza a pensar que su misión como artista es representar la naturaleza lo más objetivamente posible. Entre los empleados del ferrocarril, encuentra algunos aficionados y amantes del arte con los que forma una asociación y un estudio cooperativo. Allí oye hablar de las Escuelas de San Petersburgo y Moscú. Siente la necesidad de formarse académicamente y va a Moscú en 1904. Su trabajo, en esta época, siempre pintura del natural, se hace cada vez más impresionista. Fue un período relativamente largo y estable, en el que su atención se centra en los estudios de paisajes, con composiciones sólidas, a pesar de la fragmentación, En conjunto, estos trabajos producen una impresión estática y extraña, lo que sería más adelante el contenido típico de Malévich, la expresión de sus ideas esenciales.[cita requerida]
En Muchacha con flor de 1903 se advierte un acercamiento al estilo de Bonnard. En esta etapa impresionista, Malévich reinterpreta la descomposición y la saca hacia la superficie de la tela, concentrándose en el plano pictórico, lo cual le posibilita el desarrollo de otros sistemas; de hecho, todos los artistas rusos pasaron por una etapa impresionista cuando ya este movimiento había pasado en Francia, aportándole entonces elementos y hallazgos de las últimas tendencias.
A su llegada a Moscú, visita la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura. En la primavera de 1905 vuelve a Kursk y sigue pintando del natural: su trabajo adquiere una calidad neoimpresionista.
Vuelve a Moscú en otoño y toma parte en la Batalla de las Barricadas. Su primera exposición tiene lugar en 1907, cuando participa con dos dibujos en la XIV Muestra de la Asociación de Artistas de Moscú; entre los participantes se encuentran Natalia Goncharova, Wassily Kandinsky y Mikhail Larionov.
En 1907 tiene lugar la exposición Vellocino de Oro, en la que se incluye una importante aportación de arte francés (Pierre Bonnard, Georges Braque, Paul Cézanne, André Derain, Paul Gauguin, Albert Gleizes, Henri Matisse, etc) y del español Pablo Picasso, que Malévich ve por primera vez.
En 1908, se advierte en su obra un interés creciente por los iconos rusos y el arte popular (Relajación); Bañistas, este mismo año, aporta al estilo impresionista algunos elementos del estilo moderno, y en los autorretratos de finales de la década Malévich evidencia las influencias del Fauvismo y el Expresionismo; sin embargo, es el Neoprimitivismo el estilo moderno que más le influye, un estilo en el que retrata campesinos trabajando en los campos o en las iglesias, con formas densas y sólidas, en actitudes estáticas, casi congeladas, en donde descubre una nueva forma de construir el cuadro sólo a través del volumen.
En 1909 se casa con Sofía Rafalovich. Un años más tarde participa en una serie de exposiciones organizadas por Lariónov y Goncharova, y en 1911 muestra en el Primer Salón de Moscú tres series de obras (amarillo, blanco y rojo) en las que intenta integrar sus experimentos con el color en un nuevo sistema. En Abril participa en la tercera exposición del grupo de San Petersburgo Unión Joven, junto con Goncharova, Lariónov y Vladímir Tatlin. 1911 es también el año de su época cubista (Retrato de Kliun), de un cubismo ortodoxo cercano al del Braque y Picasso. En 1912 pinta Afilador, donde combina sus método personal con los del Futurismo.
A finales de 1912, participa en una exposición internacional donde muestra Mujer con cubos y niño. Participa también en la V exposición de la Unión Joven de San Petersburgo con obras como En el campo y Retrato de Kliun. En diciembre sale a la luz el manifiesto Una bofetada en el gusto público, de Maiakovski y Jlébnikov, donde afirman el derecho del poeta a crear nuevas palabras utilizando arbitrariamente vocablos, formas y fragmentos; en ese mismo mes diseña los decorados de la ópera Victoria sobre el sol de Matiushin y Kruchónij; los figurines contenían muchos de los esquemas compositivos del futuro Suprematismo. También son de 1913 algunas de sus obras cubofuturistas.
Composición Suprematista
En 1914 Tommaso Marinetti, el creador del Manifiesto Futurista italiano, visita Moscú; en febrero, Malévich y Morgunov hacen una demostración futurista. En ese mismo año participa con varias obras en el Salón de los Independientes de París. El año siguiente participa en el exposición Tranvía V: Primera Exposición Futurista en Petrogrado con Mujer en el tranvía y Caballero en Moscú 1915 es el año del nacimiento del Suprematismo, en un texto escrito por Malévich para presentar su propio trabajo en una segunda exposición llamada 0.10: Última Exposición Futurista3 ; en esta exposición cuelga treinta y nueve obras abstractas y las presenta como el nuevo realismo pictórico, entre ellas el famoso Cuadrado Negro, que supone un giro capital en la evolución de Malévich y de toda la pintura moderna.
Publica un pequeño folleto que titula Desde el cubismo al suprematismo en arte, el nuevo realismo en pintura, hacia la absoluta creación, en donde explica el significado de su nuevo trabajo; al año siguiente edita un nuevo folleto titulado Desde el cubismo y el futurismo al suprematismo, el nuevo realismo pictórico.
Con el suprematismo, Malévich reduce los elementos pictóricos al mínimo extremo (el plano puro, el cuadrado, el círculo y la cruz) y desarrolla un nuevo lenguaje plástico que podría expresar un sistema completo de construcción del mundo (Malévich).
Se plantea con el Suprematismo, la tarea ingente de recodificar el mundo, "Malévich dominó las condiciones de la existencia humana, de modo que pudo operar con un lenguaje cósmico para afirmar el orden global y las leyes generales del universo". El sistema fue construido en toda su complejidad. Malévich escribió: "Las claves del Suprematismo me están llevando a descubrir cosas fuera del conocimiento. Mis nuevos cuadros no sólo pertenecen al mundo". "Cuadrado Negro no sólo retó a un público que había perdido interés por las innovaciones artísticas, sino que hablaba como una forma nueva de búsqueda de Dios, el símbolo de una nueva religión" (Sarabianov).
En 1916 continúa con sus actividades públicas para dar a conocer la nueva tendencia: con Ivan Puni, otro suprematista, da una lectura popular-científica sobre el Cubismo , el Futurismo y el Suprematismo, así como una demostración de cómo el dibujo del natural es la base del Cubo-Futurismo.
En 1917 es elegido jefe del Departamento de Arte de los Soldados del Soviet delegados en Moscú. En los primeros días de la Revolución de Octubre es nombrado por el consejo supervisor de las colecciones del Kremlin . Sigue exponiendo su obra suprematista con la Sota de Diamantes y se opone a los tradicionalistas, quienes se enfrentan a los artistas de vanguardia que apoyan la revolución.
En 1918 es llevado a Petrogrado para dirigir uno de los Estudios de los Talleres Libres del Estado; diseña los decorados para la gran obra de Vladimir Maiakovski Misteria Bouff, dedicada a la revolución y representada en Petrogrado.
En 1919, Lariónov y Goncharova se salen de la asociación Sota de Diamantes, debido a la excesiva atención que se le presta al arte occidental en detrimento de las innovaciones rusas; organizan su propia exposición con varios simpatizantes, la titulan La Cola de Burro y participan, entre otros, Malévich, Tatlin y el recién llegado Marc Chagall. En esta muestra, Malévich presenta un gran grupo de obras neoprimitivistas, con la vida campesina y la naturaleza como tema central. Traba amistad con Mikhaíl Matiushin, que está tratando de organizar una colaboración entre la Sota de Diamantes y la Unión Joven.
Ese mismo año (1919) participa en la Conferencia sobre los Museos, donde se decide establecer los Museos de Cultura Artística, museos sólo para el arte de vanguardia; participa en la X Exposición Anual en Moscú con dieciséis obras suprematistas, entre ellas, las serie de cuadros blanco sobre blanco que son contestadas por Alexander Rodchenko con la serie de negro sobre negro. En junio termina su largo ensayo teórico Sobre el nuevo sistema de Arte. En septiembre, por sugerencia de El Lissitzky, acude a trabajar a la Escuela de Arte de Vítebsk, donde trata de introducir un nuevo concepto de educación artística, en el que todas las formas del arte se basen en el Suprematismo y se integren en un sistema universal. En diciembre de 1919 tiene lugar la primera retrospectiva de su obra en la XVI Exposición Nacional de Moscú.
En 1920 pone en práctica en una obra sus ideas sobre la colectivización del Arte y la enseñanza en Vítebsk, que titula con el nombre de Unovis (Utverdíteli nóvogo iskusstva - Forjadores del arte nuevo); también es el año de finalización del Suprematismo. Algún tiempo antes, Malévich había trasladado el énfasis creativo a la investigación teórica.
En 1921 surgen diferencias en torno al método y trata de instaurarlo en Moscú, donde choca con las ideas del Constructivismo. El años siguiente completa su texto Suprematismo, el mundo como No-objetividad y participa en una exposición colectiva en Berlín con obras cubistas y suprematistas. La exposición viajará más tarde al Stedelijk Museum de Ámsterdam.
En 1923 comienza sus investigaciones sobre una arquitectura suprematista en diversos dibujos y apuntes, y es nombrado director del nuevo departamento de investigación del Museo de Cultura Artística. Ese año muere su segunda mujer pero continúa viviendo en su dacha de Nemchínovka, cerca de Moscú. En el verano de 1923 participa en la XIV Bienal de Venecia con un Cuadrado Negro, un Círculo Cuadrado y una Cruz Negra.
En 1925 asume la dirección del departamento de investigación dejado por Tatlin, y realiza modelos en madera de su arquitectura suprematista a los que denomina arkhitektons. Se casa por tercera vez. En 1926 el departamento del Museo cierra, y él termina su texto Introducción a la teoría del elemento adicional en pintura, que no llegará a publicarse. En 1927 viaja a Polonia y a Berlín; en abril visita la Escuela de la Bauhaus de Dessau y conoce a Gropius y a Moholy-Nagy, quien se encarga de conseguir publicar en Alemania algunos de sus escritos, entre ellos «Die gegenstandslose Welt» (El mundo no-objetivo); a través de la asociación de los arquitectos progresistas de Berlín, realiza una exposición en el Grosse Berliner Kunstausstellung. Planea la idea de rodar una película suprematista con Hans Richter. A su vuelta de Alemania continúa trabajando en el Instituto Estatal para la Historia del Arte en Leningrado.
En 1929 los historiadores del Instituto, que no están de acuerdo con sus ideas, se las arreglan para echarlo, pero es solicitado para trabajar dos semanas y media por mes en el Instituto de Arte de Kiev. En ese mismo año se organiza una retrospectiva de su obra en la galería Tretiakov de Moscú que viaja después a Kiev y participa en algunas colectivas en Berlín y Viena. En 1930 es detenido e interrogado y algunos amigos queman algunos de sus manuscritos.
En 1932 se le concede un laboratorio para experimentar en el Museo del Estado Ruso. Su trabajo es ampliamente representado en la exposición Quince Años de Arte Ruso y su obra vuelve a finales de los años veinte a la figuración (Hombre y Caballo).
En 1935 participa con cinco retratos en la Primera Muestra de Artistas de Leningrado, que será su última exposición en la Unión Soviética hasta 1962. En 1936, sus obras dejadas como regalos durante su viaje a Alemania son seleccionadas por Alfred H. Barr, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York, para ser incluidas en cubismo y arte abstracto. Muere el 15 de mayo de ese año y como homenaje a su contribución al arte, el ayuntamiento de Leningrado costea sus exequias.
El Museo del Estado Ruso adquiere entonces muchas de sus obras y concede una pensión a su familia





Soy el Principio de todo, 
los mundos se crean en mi conciencia.
Yo busco a Dios yo me busco en mí.
Dios todopoderoso omnividente omnisciente
la perfección futura de la intuición como la superrazón universal y mundial.
Busco a Dios busco mi rostro, ya tracé su silueta
y quiero encarnar en mí.
La razón me sirve de sendero hacia lo que
fue trazado por la intuición.


TRADUCIDO POR  








Cuadrados

Por: Claudio del Castillo. 9|11|2011

Ilustración: Kazimir Malévich
Hace una semana que no duermo. Cada noche doy vueltas y más vueltas en la cama sin que el sueño llegue a mí. Lidia, cada noche también, refunfuña a mi lado y me da de codazos. Solo entonces me estoy quieto, pero no consigo apartar la mirada del óleo que adorna la pared. La luna llena que se cuela por el ventanal ilumina una copia del “Cuadrado negro y cuadrado rojo”, de Kazimir Malévich. La adquirí el mes pasado siguiendo una prescripción del facultativo: Hallará alivio en el arte. Nada complicado para empezar, ¿de acuerdo? Así lo hice.

Ilustración: Kazimir Malévich


Un fondo blanco cede el protagonismo a un cuadrado negro de tamaño regular y a otro pequeño, de color rojo intenso, más abajo y a la derecha. La pintura no podía ser más simple, ¿verdad? Sin embargo, no bien el muchacho de la galería la hubo colgado frente a mi cama, una pregunta se alojó en mi cerebro: ¿Qué expresa esta obra? Diligente, busqué respuestas en la web; empeño inútil. Rumié el asunto aquellas tardes en que el niño se aburría jugando conmigo a las damas; sufrí un nuevo ataque. Por fin, comprendí que para saber debía interrogar a la obra misma. ¿Qué quieres decir?… ¿Qué quieres decirme?… ¡¿Qué quieres de mí?! Al cabo de un tiempo de obstinado silencio el pequeño cuadrado rojo comenzó a hablarme. Y no ha parado desde entonces. Por eso no puedo dormir. No puedo dormir y temo, porque a mis preguntas responde con otra pregunta: ¿Jugamos a los piratas?, repetida una, cien, mil veces, incansablemente. Cada noche. Cada noche de esta larga semana, desde que me acuesto hasta que me sorprende el alba. ¿Jugamos a los piratas? En vano he tratado de persuadir al cuadradito rojo de que me falla el control muscular, de que puedo hacerle daño sin quererlo. Su letanía es la invariable respuesta: ¿Jugamos a los piratas? Tú tomas el cuchillo y… Decidido a terminar con todo, le susurro a Lidia: Veré si se ha dormido. Mi esposa no contesta. Sé que últimamente me espía con el rabillo del ojo, pero no importa. Hoy jugaré a los piratas.
Recién me han traído el “Cuadrado negro”, del tal Malévich. Pagué la factura en el recibidor y en persona llevé el óleo hasta mi habitación, para que el muchacho de la galería no advirtiera en la alfombra mis huellas ensangrentadas. Lo colgué en la pared, justo a los pies de mi cama. Otro ocupaba ese lugar pero me deshice de él. ¿Qué objetivo tendría conservarlo? De cualquier manera, este sí me gusta. Es un enorme cuadrado negro en un marco de tela blanca. La figura se extiende por casi toda el área, lo cual se agradece. No hay espacio allí para un cuadradito inquisidor, quejica, chillón, rojo vivo, no. Este es negro y es uno solo.
Lo contemplo acostado, con mis manos en la nuca. ¡Asombroso! El cuadrado es tan negro que destaca en la penumbra como una mosca en un vaso de leche. Me revuelvo, intranquilo. Lidia no refunfuña. Si está molesta se lo calla. Golpearme no puede pues la tengo bien amarrada de brazos y piernas desde hace horas… ¡no!, días ya. Ahora recuerdo que le he dado de comer un par de veces.
La fatalidad me persigue: el cuadrado negro también habla. No, no habla; grita. Más, si cabe, que el antiguo cuadradito rojo. Y claro, mucho más que el otro cuadrado negro, que no pronunciaba letra. ¿Me pregunto si será el mismo? Pero divago. El hecho es que pretendo ignorarlo. Desgarraré mi cara, vomitaré, patearé el colchón, tomaré mis pastillas… Lo que sea, con tal de no oír su reclamo. Un reclamo sordo que llega a mí cual emergido desde el fondo de una cueva. Ese Me ahoga el dolor incesante (monótono tañido de campana que alborota los grillos de mi cabeza…). Fue culpa del cuadradito rojo, le explico muy serio, armándome de paciencia. Me ahoga el dolor. ¿Qué hiciste?… Me incorporo, tambaleante, y cubro el óleo con una sábana. En vano. Su Me ahoga el dolor sigue ahí, fluyendo a través de los agujeros de la tela; contenido, sofocado, como si estuviera bajo un metro de agua. Ahogándose. Me ahoga… ¡Ahógala!
Salto sobre Lidia, con una almohada le obstruyo nariz y boca.
—Tengo que asfixiarte. No te resistas.
¿Me habrá escuchado? Lidia forcejea, revelándose potra salvaje. Desorbita los ojos… Bastante hace, la pobre, con lo débil y abatida que está. Consumida por una pena que no alcanzo a entender, una pena que hasta la indujo a agredirme. Al final no tuve opción que no fuese atarla.
Sus estertores de gata herida provocan que el batín se le escurra hasta la cintura. Imagino su sexo al descubierto. Y hace tanto que no… Me siento a horcajadas en la almohada, mi lengua desciende para curiosear entre unos muslos que invitan. Escupo.
—¡Cerda, te lo has hecho encima!
No está funcionando. El aire se filtra por alguna parte. Retiro la almohada y me aplico a la tarea con ambas manos. Lidia maldice, llora, destroza mis dedos con sus dientes. ¡Arde como el infierno! Mi meñique se le aloja en la garganta. Tal vez sería razonable detener esto. Alzo la vista para implorar al Señor, y desde un espejo en sombras el cuadrado me urge con su negra mirada. Presiono fuerte en el rostro de mi esposa y un crac me anuncia que le he roto la mandíbula. Lo sentí en mis propios huesos, lo juro. De a poco se extinguen los resuellos.


Compré el “Cuadrado blanco”, de… ¿Marlowitz? Marlowitz. Pagué vía Internet e hice que me lo dejaran en la puerta. Por lo del hedor y los gusanos; además, mi mano derecha está gangrenada y no quiero alarmar a nadie. ¿Cómo describir este óleo? Es hermoso, discreto (quizá introvertido) y solo comunica paz. Y me arrulla. Duerme. Es, con certeza, el que buscaba. Duerme. Sí… Hoy descansaré y nada tendrá que ver el pomo de pastillas que he tomado. Duerme. Duerme. Sí, sí… ¿Y él, duerme?
—Como un angelito, querida. Buenas noches…
Reseña Biográfica: Claudio del Castillo. (Santa Clara, 1976). Ingeniero en Telecomunicaciones y Electrónica. Diplomado en Gerencia Empresarial de la Aviación. Miembro de los talleres literarios Espacio Abierto(dedicado a la Ciencia Ficción, la Fantasía y el Terror Fantástico) y Carlos Loveira. Alumno del curso online de relato breve que impartiera el Taller de Escritores de Barcelona en el período junio-agosto de 2009. Ganador en 2009 del I Premio BCN de Relato para Escritores Noveles. Mención en la categoría Ciencia Ficción del I Concurso Oscar Hurtado 2009. Tercer Premio del Concurso de Ciencia Ficción 2009 de la revista Juventud Técnica. Finalista en 2010 en la categoría Fantasía del III Certamen Monstruos de la Razón. Premio en la categoría Fantasía del III Concurso Oscar Hurtado 2011. Finalista en la categoría Terror de la IV Muestra Cryptshow Festival de Relato de Terror,Fantasía y Ciencia Ficción. Primera Mención en la categoría Cuento de Humor del Festival Aquelarre 2011. Finalista en el IX Certamen Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2011. Ha publicado relatos en Axxón, NGC 3660, miNatura, Tauradk, Cosmocápsula, Qubit, Korad, Cuenta regresiva, Juventud Técnica, Cryptonomikon 4, Próxima y La cueva del lobo; así como en los blogs literarios del grupo Heliconia.

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