BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

viernes, 24 de agosto de 2012

7663.- CARMEN BRUNA





Carmen Bruna -Bruna Carmen Zucarelli- (Quilmes, Buenos Aires, 1928)
Médica y poeta argentina. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Bodas (El Lorraine, 1980), Morgana o el espejismo (Signo Ascendente, 1983), La diosa de las trece serpientes (Filofalsía, 1986), 
Lilith (Signo Ascendente, 1987), La luna negra de Lilith (Libros del Empedrado, 1992) 
y Melusina o la búsqueda del amor extraviado (Libros del Empedrado, 1993)




Jam Session

El sol ilumina los cantos rodados 
atraviesa las aguas hasta el fondo 
contempla la sombra de las truchas 
que son almas en pena al atardecer. 
El astro rojo se muere. 
Ellas también se mueren. 
En ríos extraños 
en manantiales ciegos. 
Los faros se apagaron, 
la nave se estrelló contra las rocas. 
Descalzos van los penitentes 
sus pies sangrando entre las piedras 
delgados son sus miembros de anacoretas. 
Las bellas jóvenes lloran cuando ellos pasan. 
Los olores alquímicos del azufre y el sabor del coriandro 
conjuran el perfume de las ruinas 
entre las tumbas anónimas de un viejo cementerio. 
Y sirven en bandejas de plata 
los mejores manjares a los sobrevivientes. 
El lamento de las diosas es poco audible. 
Thelonius Monk la revolución negra 
el brillante Mississippi 
la medianoche clandestina 
no confiable 
el piano que se vuelve loco a la luz de la luna 
y rompe todas las camisas de fuerza 
sólo un gigolo. 
Las arterias estallan 
la sangre borda los transparentes espejos viscosos 
de las teclas y el saxo. 
La lluvia pulveriza las estalactitas del corazón. 
Los bellos gatos juegan a perseguir a las mariposas 
con sus ojos hipnóticos. 
La quimera clava sus uñas y muerde con sus dientes agudos 
a los cuerpos enfermos. 
Se padece el suplicio 
se toleran todas las torturas 
en el reino de las pesadillas 
noche tras noche 
en esa hora sórdida de los aparecidos 
con sus órbitas vacías.






Soul on ice

Crímenes desesperados, 
panteras negras acechando en la noche, 
abrumadora luz roja 
en el fondo de los viejos edificios de apartamentos. 
Lianas entre las ruinas. 
Extraños frutos, perfumes calientes 
despertando a los niños ricos 
que duermen la siesta en los palacios post modernos. 
Relámpagos y tinieblas. 
Todo el furor del resentimiento y del desprecio 
reunidos para una última jugada. 
Reconociendo cuán inútil es la razón 
cuando la poesía es asesina. 
La belleza de la muerte 
en las corridas de toros, 
la sangrienta arena de los desiertos. 
El odio al diferente. 
La intifada en el cruce de los caminos, 
el fanático racial y religioso 
y sus perversas oraciones. 
La búsqueda de la verdad 
en los abismos de la locura. 
Los cadáveres destrozados por la metralla 
en las calles solitarias.






La ceremonia

El odio feroz que se alimenta con el resentimiento 
la enfermedad orgullosa del corazón 
el resplandor de sus llamas 
el asesinato que todo lo consuma 
el brillo del metal 
la comunión perfecta entre las víctimas 
y los victimarios 
en las comarcas nebulosas del crimen.






Noche de Walpurgis o Noche de San Juan

Oye la risa ebria de las brujas 
ve sus fuegos crepitar en los bosques 
contempla la miel caníbal de sus ojos 
no te arrodilles 
bebe sus pócimas 
ve cómo las libélulas se suicidan 
arrojándose a sus calderos 
danza con ellas 
en el círculo mágico 
contémplate en el espejo negro 
feroz, transfigurada, 
inocente.






La danza de la muerte

Todos tendremos algún día 
el mismo rostro terrible 
la muerte ganará siempre nuestras partidas de ajedrez. 
Todos danzaremos, 
negras figuras recortadas, 
contra el blanco horizonte iluminado. 
Nos miraremos en el espejo, 
sólo veremos una calavera y un puñado de huesos 
entre las raíces secas de un rosal 
cuyas flores fueron rojas 
y latieron como corazones 
hace ya mucho tiempo.







Estado de gracia

"La inocencia es una especie de locura."
Graham Greene

Los harapos de las máscaras 
los palacios vacíos en el desierto 
todo lo que queda expuesto después de los ciclones, 
el corazón deshecho, la miel sobre la playa, 
la ceguera sacrílega, la sangre en borbotones 
anegando el pantano, 
la piel dulce de la enemiga, 
su malignidad inocente, 
la pesadilla de la soledad, 
todos los humores malolientes del abandono. 
La lluvia tibia en las calles grises con un solo candil, 
el espejo mojado donde llora 
el espectro de mí misma, 
la desnudez de la garganta, 
la saliva sin dueño, 
el sudor pegajoso de la ropa en los trópicos. 

Ya no puedo devorarte. 
Te has hecho un espacio temible 
a pesar de tus cortos alcances. 
Te has superado a ti misma 
pero no lo sabes. 
Y en la indiferencia atroz que hoy consagra tu victoria 
hay un viejo perfume alcanforado 
colándose por las alcantarillas. 

Pero no te fíes. 
Soy como Harry Lime. 
No tengo muchos escrúpulos. 
Creo que algunos muertos están más felices muertos. 
Y, además, no simpatizo con la policía. 
Tú tienes una moral. 
Yo no la tengo. 
Ésa es mi ventaja, la única. 

Soy como los asesinos, la más bella, 
porque estoy irremediablemente condenada. 

En el "Evangelio según San Juan" 
cuando María Magdalena fue a visitar el sepulcro 
vio que la piedra de entrada estaba removida 
¿Había Cristo resucitado o alguien había profanado la tumba 
y escondido el cadáver? 
Nadie conoce la respuesta a esta pregunta. 
El estado de gracia es un don pocas veces logrado. 
Sin él todas las virtudes son despreciables.






Autorretrato

Yo soy la cazadora furtiva, 
la mujer hambrienta de conocimiento. 

No tengo leyes 
solamente el placer guía mis pasos. 
Algún día moriré 
abandonada, 
sepultada, 
en el cruce siniestro de los tres caminos. 
Allí donde moran las almas en pena 
de los suicidas y de los asesinados.







LA DANZA DE LA MUERTE

Todos tendremos algún día 
el mismo rostro terrible 
la muerte ganará siempre nuestras partidas de ajedrez. 
Todos danzaremos, 
negras figuras recortadas, 
contra el blanco horizonte iluminado. 
Nos miraremos en el espejo, 
sólo veremos una calavera y un puñado de huesos 
entre las raíces secas de un rosal 
cuyas flores fueron rojas 
y latieron como corazones 
hace ya mucho tiempo.



No hay comentarios: