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jueves, 19 de abril de 2012

6691.- ENRIQUE SANDRI


Enrique Sandri nació en Buenos Aires en 1972. Es poeta y narrador. Reside en Santa Rosa del Conlara, San Luis. Ha publicado en poesía: Tan vulgar como inocente (2006) y Hachazos y curitas (2007) en soporte papel, con un disco compacto. Al igual que algunos trabajos poéticos, sus cuentos han sido difundidos a través de diarios y revistas.




Tímido,
el mundo ambulante
se comunica con palabras erróneas.
Nadie aprendió a
repartir la necesidad;
nadie pidió este dolor de pobre.
Estamos todos al pedo
esperando que se decidan
a prestarnos dignidad
un ratito antes de nacer
justo en el último
pujo de la eutanasia.





Se clonan necesidades en la conciencia.

Tuve una duda y se la puse a otro
en el bolsillo de la camisa;
para que sufra como se lo merece.
Acá pesan las dudas, es difícil
no existen puertas de subte;
de que manera se entierra el asco
si hay montañas y piedras
donde ponen a los muertos de miedo,
el acopio de soledad,
el temblor de la mañana,
el incesto y el default.





A veces es bueno

disfrutar la incertidumbre
para relajarse y
no aferrarnos a cualquier cosa.





Los edificios extrañan mi mirada.
Busqué protegerme,
pero de qué, si aún tengo
prendida la TV.

En definitiva me da lo mismo
entre estas paredes,
dentaduras afiladas,
estas sierras que
me niegan el horizonte.




NOSOTROS

Hoy los chicos se apuran
pero nosotros se lo inculcamos;
antes de terminar con el vaso
ya quieren su perrita entre las piernas.
Pero nosotros construimos autopistas,
aeropuertos y cementerios privados.
Chicos, no se apuren,
que para eso, ya estamos muriendo nosotros.




Acá es difícil matar a alguien
en Buenos Aires una vez maté a un poeta
y dio igual;
en este lugar hay tal aburrimiento
que se traduce en paz
conspira con la resurrección de la poesía.
Por eso, cada tanto me voy a la ciudad
a matar un poeta.
Tranquilo con mi instinto
vuelvo a escribir ciertas porquerías.




Que me disculpe la viuda
por no ir al funeral del tiempo
recordar a veces me entristece
y mi estimulador flaquea a esta altura
ni siquiera me animo a ponerme contento
de haber llegado hasta acá.




EL ESPANTASUEGRAS Y LOS BUCADORES DE DIOS

Un tono naranja
apenas rebanadas de luz
se filtran por la cortina,
madera y junco.
El humo del sahumerio
dibuja boludeses en el aire
no queda nada,
cenizas, un palo chamuscado
y un suave perfume que envenena la casa.
Por suerte ella se fue,
una mujer entera es demasiado.




Hay un lugar tal vez
donde se cierre este vínculo
sin fajas de clausura,
sin teros alcahuetes que
pongan al desnudo
nuestra condición de intrusos.
Un lugar despojado de sirenas
todos conocidos, iguales
emergentes o porreros.
Hay un lugar que suda
como tus senos,
con tu gusto.
Hay un lugar tal vez
para apoyar la cabeza
antes que se afloje y ruede.




Me prohibí fumar
tomo menos,
cada día escribo peor.
Quizás tenga una vida mas sana,
de que me sirve,
si no puedo arrancar con las palabras
si un papel en blanco
es lo mismo que un viejo pelotudo.

Si mis hijos me ven triste
que van a pensar de mi.




Cuando el hombre piensa
suele equivocarse,
debe ser por eso
que cada acierto encierra
algo de crueldad.
Sin darme cuenta me involucré
y desacertado fui a dar
mis pedacitos,
hojas de malva en el agua tibia
caldo de mis hijos.
Sin pensar que sí
pendo de tu almohada
robo tu tiempo
soy la prenda que cuelga de la silla
un manotazo en la oscuridad
esa presencia que molesta.
Vas a tener que aguantarme;
porque cuando una mujer piensa
suele equivocarse.
Quizás alguna vez
pensaste como yo
que haríamos una buena pareja.




Cosas que pasan lejos,
podrías correrlas toda la vida,
gastar los pies
sin darte cuenta que no te sirven.
Porque hay cosas para unos,
para otros y cosas que se van.




La profe de dibujo

Puteadas,
mi rabia se esparce, se disemina,
dísamaras de fresno
asco que se bambolea en el aire,
es hartazgo;
hacer vida, ser vida o ni siquiera.
Ella copia cuadros de Rembrandt
y lo hace mal, todo hace mal
el sexo, la comida y la cama;
es un desastre. Cómo pude elegir así?
Fácil, todo lo que elijo
suele jugarme en contra.
Al principio me fascinaba.
-Como maneja las sombras (me repetía).
Después me di cuenta que era solo una burda imitación,
como lo era yo, tratando de ser un hombre
buscando un justificativo.
Toda nuestra vida iba a ser una sombra,
por que ella y yo éramos una mentira, un engaño
nos amábamos pero era igual
nunca reparé en algo tan común
preferí odiarla y estar con ella
eso era mas meritorio.
Después de todo se sobrepuso la luz
la luz oscura de la muerte,
el alivio a la pena, a la asfixia
el final de la mentira, del intento.
Chau a las imitaciones.
Rojo intenso sobre la ronda nocturna,
y a la mierda con su cabeza. Total,
ella era una farsante y yo, solo otro pobre tipo.




Se me deschavetó la cabeza
tomó un rumbo insólito.
Los ojos hundidos
en tristes compotas insulsas
hechas por mamá.
Siempre vuelvo mamá;
soy yo, un alarido.
Escuchame.
Te grito desde mi infierno.
Esta conciencia no me deja
me exige ser un dolorido,
retorcido, un algarrobo crujiente
a punto de desparramar las extremidades
en la tierra.
Soy yo, que te llamo como todas las noches
desde las enfermas noches,
histéricas,
en cortocircuito con la vida,
a contramano de lo que quiero.
Escuchame.
Estoy en desacuerdo con todo,
no se que me impulsa
pero no resiste.
Si comprendiera los mecanismos de esta angustia
le pondría nombre;
todo se estalla,
duendecitos que se mueren al galope.
Ya sé. Me hago cargo.
Vos tenés una buena excusa
para no escucharme.
Que vas a hacer el día que te tome del hombro
y te cuente que mis hijos me están gritando.




Un camino que lleva a ningún lado
ese es el que tomo,
porque tengo la cabeza podrida.
Salta de postal en postal
pulga entre los perros
y no hay calmantes que la frene.
Nada para lo inevitable, pasa.
Se desmoronan los cacharros
caen los cuadros de la pared;
paso entre medio de la noche
y con ojos de boxeador grogui
veo que se me viene el día encima.




Nosotros mandamos los chicos a dormir,
nos tiramos al piso y lo hacemos,
la cama hace ruido y nos da vergüenza.
Ella, la mas grande,
duerme en la pieza de arriba,
se que coge con el novio
por que ellos hacen ruido
y no les da vergüenza.


-Te acordas?




Vivo en un lugar tranquilo
pero no inocente,
lo único que no se mueve son las piedras
y cuando no llueve.




En la ciudad hay más oportunidades
pero llega una hora en la que todos se desconocen,
cargan el arma y se disparan,
se emborrachan y se pegan.
Otros tienen sexo y la pasan mejor,
se sacan fotos, se filman con el celular,
las suben a una pagina web
y la titulan “MIRA COMO GARCHA LA GUACHA”.

Definitivamente no se quieren.




Me colgué pensando
quien sabe que cosa
porque en realidad
uno piensa pavadas todo el tiempo.
El hombre de estas latitudes
suele ser melancólico, dicen.
Por eso tiene
tanto éxito el tango.
Uno extraña
o añora cosas que le pasaron
porque en realidad
uno extraña pavadas todo el tiempo.
Cuando volví,
me di cuenta que tenía
la mirada colgada del vidrio
que daba afuera,
los árboles se movían como siempre,
el pasto asfixiado por la escarcha,
la perra tiritaba del otro lado.
Me miraba.
Pensaba; claro
esta calentito este,
se puede dar el gusto
de pensar en pavadas.




Generación

Esos guachos que se vienen;
seguro que escuchan cumbia villera,
usan gorras sobre las capuchas,
no se les ve el rostro
(parecen SHAR-PEI)
con esa ropa de mierda.
Todo se cae.
-Buenas, jefe!
-¿Qué te pasa guacho?




El niño en el asiento de atrás
sueña sobre la ruta
los árboles caen y los yuyos
que el viento zamarrea caen.
Toda una postal macabra.

Si nada es tan tranquilo.




Casi iguales

¿Sabés que mas allá de la sierra
hay una ciudad que piensa distinto?
Con senos que cuelgan de los balcones
con oficinas repletas de putas,
de alcahuetes.
Con autos que te pisan, gente que te pisa
desorientados y doloridos.
Una ciudad adicta,
imperfecta, en coma.
¿Con oportunidades?
¿Sabés que se inunda los días de lluvia?
Acá el agua corre
y la mierda también.




Vuelos,
la hamaca desparrama perfume.
Giros,
hacia un lado,
hacia mi.
En el aire
me abrazo a pedacitos.
Todo es poco
para matar el perfume.




“El alma es la sombra que no se va,
hasta desaparecer el ultimo hueso.”
SEBAS

Deambula perdida,
opaca, llora bronce.
Una gárgola colgada del muro
donde cada dos por tres
hacen cagar a un peruano,
por negro y por ladrón.
Nada, apenas chirolas
y tres porros en el bolsillo
lo necesario para correr
lo imprescindible para morir
encima le dieron dos patadas en la cabeza.

- Estos putos no tienen alma,
ya debe estar hueco.

Sombras sobre los huesos.
Alguno debe llorar por costumbre;
ella espera colgada del muro
para bajar a comer lo que queda.




Esas imágenes de Tokio
donde arden los wock de pollos
en las calles llenas de prostitutas
hijas de japoneses y madres vietnamitas
con un cuerpo descomunal tatuado
por algún miembro de algún yakuza.
Donde los edificios son katanas
clavadas en el cielo
cuando el sol nace y muere en el mar;
no distan de las noches en Constitución
algunos fasos, unos whiskys y
todas las putas saben a geishas.




“Espantasuegras” (La Casa II)

I

Caminar no es difícil.

Si, lustrar los zapatos
sentado frente a la tv.

Morder quizás una respuesta,
emparchar la silla de ruedas
en esta casa llena de miedo
con olor a días gastados
de ventanas atormentadas,
que velan luz.

Él grita, la casa también,
se miran a los ojos
y se desafían.

Capaz soporten a una mujer...


II

Salió de bares
con sentidos afilados
gambeteo putas y nodrizas
la busco, noches y noches.
Purgó los cementerios
con sopa de verduras,
los muros con graffitis,
las kermeses con gorritos de cotillon,
rezó por los sicarios
pero todo intento fue en vano.

Había una sombra
acentuada en su cara,
un cadáver que llevaba
a cuclillas sobre los hombros.

Solo Pobre Feo

Es la casa.
La casa no lo quiere




Un pozo para enterrar los sentidos
para no ver el dolor
no oír los gritos, no oler la carroña
no saborear lo amargo.

Un pozo para enterrar la cabeza
para andar acéfalo por la vida.

Para no ver lo lindo
no oír las risas, no oler el perfume
no saborear lo dulce.

Un pozo para enterrar los restos
pero con un agujero para poderme asomar
y sufrir cada tanto.




El sol se echa, allá
en el fondo de la tarde
y el tiempo
es apenas una sombra
que se esconde y asoma entreluz;
luz naranja entre cabezazos
adormecidos del día.
Es ella que aparece antes que oscurezca
se siente mariposa y
lame sus alas mientras brilla.
Nadie mas que ella le abre
las piernas a la noche.

Sus formas confunden al niño
que se asusta y desespera con
sus manos enredadas
entre la almohada
mientras tira sus ojos por la ventana.




Un poema para Paula…

"Un viejo poema de amor pendiente"

si supiera escribir todo, ya no haría falta hablar.


No te das una idea

lo que me gusta amarte tanto.




Lautaro no se duerme
conoció el miedo
sabe de la angustia
que te cierra la garganta
es cada día menos inocente.

Ve en la pared la sombra
de todas las catástrofes
sabe que si abre el placard
los fuegos de Beirut
quemaran la cama del hermano
y Boogeyman lo llevará al horror
de las meriendas sin manteca.

Grita y se desespera
espanta a los murciélagos madrugones
cada noche es una batalla perdida
sabe que al final se duerme
sabe del fracaso de Aquiles
y sus mentiras de talón.

Se desilusiona y sufre
sáhuma con yagra e incienso las cortinas
para espantar las gárgolas y vikingos
que esperan quemar su pira
en el viejo funeral.

La perra asecha detrás de la ventana
todo es abismo y dolor de niño.
Su mundo huele a galletitas quemadas.




Los Buscadores de Dios

I

Sobre la espalda de una mujer que se va
a la vista de todos
los que se atreven a desnudarla de prepo,
dicen que Dios colgó una llave.

Cuando ella me miró
tome sus brazos en fuga
la retuve ahí
para intimidarla.
En cuanto descubrió mis intensiones, se rió,
me sentí ridículo y dudé.
Ellos alentaban con bombas y alambres
repartían desilusión
buscaban por la city.
Yo la tenía, la miré
en sus ojos la furia de las comadrejas
el banquete en el gallinero;
una visión demasiado berreta
para lo que podía esconder esa mujer.
Igual nunca fui un buen visionario,
fui impulso, solo eso e intuición, pobre intuición.

Ellos me pedían por favor que no la suelte
se encargarían de desnudarla
y matarla de ser necesario
para encontrar la llave.
Igual nunca fui valiente,
miré sus brazos asfixiados
decidí soltar sus muñecas,
se echo hacia atrás aliviada.

Me pareció escuchar que dijo………..
- Nada se encuentra
detrás de la primer mujer
que se te cruza por las narices.


II

De la noche a la mañana
el baldío parió un circo
nadie supo cómo fue
lo cierto que ese día
amaneció la canchita encapotada.
Al principio nos enojamos por la invasión,
después se nos pasó,
cuando la vimos a ella creímos entender.
Estaba re buena; repartiendo entradas
por el pueblo con el 50% de descuento
en la primera función.
Un enano alcahuete jetoneaba
con un megáfono, mientras el sol
se encargaba de aliviar la mañana.
No sé si el enano adivinó nuestras intenciones.

Me pareció escuchar que dijo………………..
-Es trapecista.
Ni siquiera Dios se atrevería a cargar
la espalda de una mujer que vuela.


III

Con una camiseta a rayas
salté por la ventana del comedor
-Te olvidas esto. Gritaba desde la pieza
con mi pantalón en la mano.
No tuve en cuenta que esa ventana
daba al patio,
cuando me topé con él
solo atiné a taparme las pelotas.
Nos miramos por un segundo
todavía mis ojos estiraban su belleza
su sexo
sus besos ámbar
coctelera desprejuiciada
un reloj que se para a la hora justa
se deviene en tiempo muerto entre sus piernas.
Por un momento se enojó
pareció no importarle
hizo un paso al costado y me dejo escapar.

Me pareció escuchar que dijo……………………
-Nadie que arrebate a una mujer
se merece encontrar otra cosa,
que una mujer tristemente desnuda.


IV

El chino se raspó la nariz
por meter la cabeza en un hueco,
dicen que el diablo lo estaba esperando justo ahí.


No tuvieron mejor suerte
el resto de los “Buscadores de Dios”.
Dos desaparecieron mientras caminaban
por las vías del ferrocarril Sarmiento
con dirección a Once
a la altura de Flores allá donde se llena de putas.

Otro apareció colgado de un árbol
en los bosques de Palermo
entre travas y maracas.

Uno que siempre se cuidó del qué dirán
fue condenado a amanecer llorando
sobre las mesas de un burdel
de la calle Tucumán esquina Talcahuano.

Casi todos fracasaron en su búsqueda,
menos uno que lo capturado por una mujer
tuvo hijos y fue un horrible hombre común;
pero una noche,
mientras bañaba a uno de sus hijos
sobre su espalda vio una llave.
Su hijo se dio vuelta, lo miró a los ojos
y habló con sarcasmo.

Me pareció escuchar que dijo……………….
-Te pasaste la mayor parte de tu vida
buscando algo tan simple
ahora te falta encontrar la puerta.




El puñal de la hipocresía
atraviesa el ojo y
lenta se derrama
la vida que no viví.
Lengua desesperada
que lame sin consuelo;
un paracaídas inútil
que aletea.
Desciende,
nada para el caudal.
Herida irremediable
en un tiempo impotente
de sueños sin desembocaduras.




Se dispersan los colores
por una ventana
que abre su boca
y dispara su lengua
contra el vacío
de un tiempo desesperado.
Es inevitable que el volcán
nos cubra con sus dátiles.
Sólo los ojos plomizos
testigos del desprecio
levitan sobre el humo
de nuestros cuerpos .
Sosegado el alarido por la leca que
pulió el azafrán de los dientes;
es apenas un eco sobre el mar muerto.




De noche me paralizo
como una semifusa
colgada de un pentagrama.

Invade, fluye alrededor,

no me suelta.
Desesperado.


Sé que no vivo.




Viajé con mi desacuerdo encima,
en contra de mi voluntad
todo el tiempo, por todos lados.
Nada sosegó la necesidad de moverme,
por inercia, por boludo.
Como un puto canon que debiera pagar
para sentirme ausente,
para tener la autoridad de decirlo.


Para encontrarla con las piernas abiertas.




No encontró ninguna iglesia que atienda a esa hora
y vino a mí.

Equivocada, como suele pasar.
A mí que soy un enfermo
y la recibo con los brazos abiertos.

Como suele pasar, en estas circunstancia,
me volví a aprovechar de ella.

Cada vez que se pasa de rosca
me regala un rato
mientras aterriza;
después ya no me coge,
ella que es una enferma
se lleva todo
y me deja la puerta sin llave.

“Por mas que las estalactitas
de las lagrimas espesas
ericen las riberas
de nuestros lagrimales”
Oliverio Girondo


Un beso se desparrama
ni siquiera lleva la categoría
de haber sido dado
no suena a chau.
Es una simple formalidad,
una sombra en la que no caben
ni tus manos, ni mi mal humor;
hasta las ganas se van.
Si supiera que en Babel
se habla algún idioma
iría con la lengua afuera.


Solo cuando se acaben los besos y el llanto.







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