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martes, 10 de abril de 2012

6618.- ANTONIETA VILLAMIL


ANTONIETA VILLAMIL (Bogotá, Colombia 1962) poeta bilingüe, editora y traductora, nos presenta su poesía en el estilo “performance” con mezclas de lectura y canto que ella misma compone. Inspirada en el axioma de Hölderlin: “LO QUE PERDURA LO FUNDAN LOS POETAS”. Premio internacional en 2011 al “Mejor Libro Latino de Poesía” en Los Estados unidos: “2011 International Latino Book Awards /Best Poetry Book” al libro “Acantilados del Sueño”. En junio del 2001 fue galardonada con el “Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero” en Madrid, por “Los Acantilados del Sueño”. Página en internet: http://www.AntonietaVillamil.blogspot.com o http://www.poesiaypoemas.com.
Ha publicado: Acantilados del Sueño, Fénix Muisca, En lugar de Los Sueños, Diálogo de Las Ínfimas Cosas, Soluna en Bosque, Monólogos de Transgresora, Brebaje de Lo Invencible, País al Viento, Trueque de Malinche, Golondrina de Papel, Lamentación por El Poeta, Una Herida por Otra, Casa al Sur con Luna, Adorada Bacatá y otros 13 libros inéditos incluyendo tres libros escritos originalmente en inglés.
Su poesía fue seleccionada para las antologías Pinceladas Literarias Hispanoamericanas, postgrado de la literatura hispanoamericana, edición de Gloria Bautista Gutiérrez, publicado en New York, Una Herida por Otra / One Wound for Another, prologada por Elena Poniatoska, Mujeres Mirando al Sur, poetas sudamericanas en USA, edición de Zulema Moret, publicada por Torremozas en España y para la película documental: Voces en Tiempo de Guerra, en internet: http://www.voicesinwartime.org/, editada por Andrew Himes de Estados Unidos.
“Promesa extraordinaria en la literatura. No sólo promesa: La poesía de Antonieta Villamil es una aportación madura y de alta calidad”: Julian Palley, PEN West, Estados Unidos. Aotearoa de Nueva Zelanda publicó que “Antonieta Villamil hace énfasis en la presencia del libro de poesía del que lee y canta, como si se tratara de una partitura que no se repite y con innovador dinamismo, invoca la poesía entregando una recitación de fuerte impacto”.
RECONOCIMIENTOS: Miembro Honorario de la Sociedad Alpha Mu Gamma del Colegio Nacional de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Sierra en Riverside California. A su poesía escrita en inglés le han sido otorgados los premios "Writers at Work Los Ángeles 2001" por “Migration fields”, "Poetry in Motion 2002” por “Green Shoes” y fue finalista del premio "Ann Stanford Poetry Prize".
PRESENTACIONES RECIENTES: Festival de Poesía de París, Instituto Cervantes de París, Casa de América Salón Cervantes de Madrid, Casa de Poesía Silva de Bogotá, Festival de Poesía de Bogotá, Palacio de Bellas Artes de México, Fundación Entredós de Madrid, Festival Mujeres Poetas en el País de Las Nubes, Oaxaca, UCLA Festival de Libros de Los Ángeles, Festival del Libro Latino de Los Ángeles, Feria del Libro de Guadalajara, Festival de Poesía de Medellín, Feria del Libro de Bogotá, Horas de Junio de Hermosillo, México, Encuentro de Colombianistas Estados Unidos, Festival de Poesía de Nueva Zelanda, Festivales de Poesía o del Libro de Puerto Rico, Cuba, Santo Domingo e Italia, Encuentro El Turno del Ofendido de San Salvador.





ODA AL PASTO

a Walt Whitman

Esta es la zaga
del pasto

Aire verde de horizontes internos
claro de luz en oscuros troncos
hongo de esporas que caducan erguidas
entre la espesa cabellera de una indómita tierra

Cubre este cráneo nutriente
esponja que absorbe la savia y se peina

al viento cierne
al agua invade

Hojas de pasto que plantadas crecen
velocidad de campos extensiones
que te acercan a las raíces que te
ancestran Los dedos te rozan oh pasto
alimento de sí mismo

lecho de un Orfeo
sonámbulo.




ACANTILADOS DEL SUEÑO

Cuando la negra estepa se derrama
con su luna y su flagrante indicio
de luciérnagas lejanas sueña
contorsionados pájaros bajo sus párpados
le blanquean el ojo y tiemblan
las membranas del sueño bajo fugaces pestañas

sacan de su quicio
de huesos a un alma
que exhausta se fuga
entre los astros del cuerpo

Toda la masa del día regenera su paso
amanece y se abre el ojo con su luz
que ha trasegado los acantilados del sueño

Pasa la fugaz película de parajes enroblecidos
con un buril que destella rostros voces
en los siniestros resplandores de lo soñado
cuando la negra estepa se derrama
con su lunática mantarraya
y su escamoso indicio de peces ahogados
en los extraños manantiales de aire
en que se mece el sueño
cuando la negra estepa se derrama.





VOLÁTIL Y EFÍMERA

De la encantadora y rugosa resonancia de sus
manos se desata esta música mujer vorágine en
alargado sueño El alargado talle de su música
se acaricia en tendones de metal cristalizado

Cómo revienta resuellos de viento agudo
esa flauta de tiempo que lame con voluptuosidad
sus labios Cueva de huracanes en su lengua
temblor de cuerdas bajo sus huellas digitales

Sentir así su música es vivirla
en las ajenas vidas de un gato

Volando tendón tensionado en las alas
de un águila Sentir así su música es probar
los zapatos de quien se levanta temprano

Es recobrar el sudor de quien maniobra
un clarinete hecho de ínfimas notas hasta
perder la razón Es medirse el delantal
estrellado del atardecer o cargar con la misma
desazón la maleta llena de papeles inocuos

De la desencantadora y rugosa resonancia
de tus manos vida se desata esta música y bajo
el hechizo de tus notas disonantes soy
volátil hombre de papel me bebo la lluvia y me reciclo

Soy el envoltorio sin brillo para cualquier
soledad Pierdo toda noción y me entrego
a la masa de tus días rutinarios y humanos.





FLOR DE ASFALTO

Desde la dura trajinada estepa
de la memoria por no idealizarla
con los flagrantes visos del desierto
viene encumbrando membranosa
con su ojeroso insomnio de lagarto

Perdida y absorta en las evaporaciones
que toman su nombre desde las ingrávidas
llanuras hasta los torrentes de palabras
en sus más altas y alegóricas alturas

Que si redunda esta memoria
se compagina con los silencios pétreos
y sus miradas de soslayo Dura más
que piedra momificadora de huellas

¿Desde dónde memoria
desde dónde remontas?

El ileso peso de mano famélica
te deletrea te despalabra

La robustez de la mediocridad
deja su celulitis en tu memoria Aterrada
te asomas con la frágil manera de morir

memoria
lúcida flor de asfalto.





IMAGEN DE NUEVA YORK

escrito en las torres gemelas
Nueva York octubre 24 de 1998

agujas de agua zurcen
en el aire un manto vertical
el horizonte extiende abrigo

de puñales húmedos que electrizados
se desmayan y lavan en su paracaidismo
todo grito silbato augurando chillido
de frenos y ahogadas sirenas reflejan rojo jazz

de extenuado espejismo contra el mojado
precipicio del Hudson

ingrávidos árboles
gotean clorofila
de asbestos rutinarios

agujas de agua inoculan humedad de ladrillo
en el aire bordan en las hojas un contenido
alarido de regocijo en punto de cruz
se asoman desde este cielorraso de techos
las calles en cada esquina
y en el horizonte gris el rumbo del solitario
aletear de un Orfeo alucinado
entreteje el sueño que ha perdido su nido
en las erosiones de esta estepa de vidrio

En ecos de pared contra ventana
las voces se desconciertan
se lanzan en desbandada por los rayos de hierro
en forma de letra zeta
de las escalinatas incendiarias

La sirena intermitente en su canto
se atropella enrojecida contra muros y edificios
calibra el turno de la muerte sobre el Hudson

En gusaneo socava el sueño
interminablemente enladrillado estruendo
la lombriz antropófaga del tren en el subsuelo

No en tus oídos en tu sangre se tañe el mismo
bullicio que se arrebata en turbulenta sordera

Se dibuja un silencio en espera
un silencio delinea tu tímpano

en lento
g
o
t
e
o

Un silencio que encuentra nudo de garganta
en esta grandiosa mole en la que el mutismo
es un ensordecedor concierto de toda voz
de toda soledad de todo rostro absorto
atrapado en el reflejo de las luces
que se desmanchan en el Hudson

el silencio es un
abismo de oreja
que se tapona contra
el índice de un dedo

Este silencio arrebata Cercena este silencio
Incendiario en la potencia de tu alarido
se apacienta con su lengua
y lame lo mismo la garganta que el grito

Este silencio que refleja en el río una ciudad
en precipicio de luces Este silencio
en la añoranza de una vaca mecánica

rumia el pasto
de los días en la culebra
que baila azul de orilla
en las melenas del Hudson.




DESPUÉS DEL CINE

Estimulas tu herida de horas hasta su histeria
de soda o juegas a su ronda de espera
embalsamada en palomas de maíz

Te ríes de sus estúpidos chistes a la hora exacta
y por la orilla de su desgano su tiburón abre
fauces por las que escurre tu víscera sonrisa

visceral ausencia

Podrías huir de su abismo
pero te absorben sus imágenes bien
manipuladas cálidamente congeladas
representando la no presencia

Pasan sus dos horas y en estampida
te arrojas afuera a desiertas millas por hora

Las luces en tus ojos aún encienden la ciudad
nocturna y en leves melodías de jazz

te masajean la mirada

El duende fugado de la música
es la única certeza presenciando

a m a n e c e r.







UN POEMA INMENSO

DIÁLOGO DE LO ÍNFIMO MAR ADENTRO

Para León De Greiff

Me entrego al diálogo de las ínfimas cosas, marinero sedentario, me anclo a sus profundidades. Me carcome su sal. Arden mis llagas pero no hay dolor.

Me entrego al diálogo de las ínfimas cosas y se me despereza de entre el invierno ojo raído sobre su mar. A antiguos martirios nuevo maquillaje. Eso dejan los escombros de luz sobre la tibia playa.

Y van y vienen.

Y van y vienen las olas cansadas.

Cuantas distancias repiten en su desandar las membranosas algas. Las olas despliegan sus raíces y en su lucha de corrientes contra la roca dejan sus laceradas lenguas una palabra.

Una palabra que va y viene.

Que va y viene en ola cansada.

Me entrego al diálogo de las ínfimas cosas y la colcha de lumbre tiembla su yegua encabritada. Hojalata de sol corta el agua. Sus vidrios líquidos se evaporan. Venas de ríos se hilvanan y en anchas crines se avientan.

Y van y vienen.

Y van y vienen en sus aguas sedientas.

Tanto duda este corazón de mar. Mi pálpito bajo lunares luminosos, abrazado contra el frío de la noche que se abre con su himen roto a los brazos del día.

Cómo van y vienen.

Cómo van y vienen las preguntas laceradas.

Me entrego al diálogo de las ínfimas cosas y sorprendido el cielo se corta en redes sobre coágulos rojos que se escabullen como anémonas. Arden en cáustica dulzura balas que caen desde revólveres de nubes sobre resbaladizos peces. Sobre la yegua atónita. Sobre este campo de enlagunadas batallas en donde estalla como una bomba, sobre la mar que tiembla en mariposas incendiadas, la mano del día.

Así van y vienen. Así van

y vienen en este oleaje de palabras y

las arenas de mi lengua estas líneas cansadas.




Diálogo del que habla entre la nada

Para Porfirio Barba Jacob

Tus abismáticas palabras tan eficazmente voluptuosas pero unas letras se te caen, tu voz se quiebra o no la encuentras y como yo, te entregas al diálogo de las ínfimas cosas.

La quietud bajo la que se arrastran tus iluminaciones, en busca de la punta del hilo para seguir envolviéndose en el ovillo de nuestra memoria, se desencanta. Absorto, lanzas un bostezo que apaga la vela con la que se alumbra tu entrañable alcoba.

...Un día en que discurren

vientos ineluctables... -Piensas-

Mientras miras oblicuamente la oscurecida pared que te circunda, ataviada en meticulosas telarañas, supone un tercer ojo con el que recomienzas tu mirada. Ese ojo engendra un espejo retrospectivo que se confabula en sonrisa demente para enfrentarte al estigma de la muerte.

Te entregas al diálogo de las ínfimas cosas y escribes como si te pareciera siniestro que nosotros estoicamente te leamos, aunque sea de soslayo. Ah, si no fuéramos tu antiguo oprobio, rehuirías a tus brotes vesánicos, eludirías tu numen hacia un destierro. Brindarías a tu mano un goce mutilado. Sumirías tus letras en cualquier subterfugio que ostentara olvido y no serías el ermitaño que exhala desde su montaña, un fresco remedo de escupitajo.


Diálogo del que sueña su regreso

Para la María de Jorge Isaacs

Ella ha vuelto. Las gálbulas quieren descender de la montaña en verdes espectros. Olor a pluma quemada. El pájaro de olvido ha sido encerrado en un ánfora dorada. Bajan de los altos hacia el mar, a caminos que los juntan en valles irradiados en sol de agua.

Ella ha vuelto, sueñan los pájaros.

Se estaciona el viento atormentísono en el follaje. Ella ha vuelto y con ella viene el espíritu candente de la nana Nay de Achanti. Criaturas pálidas y osadas, olvidadas hasta lo más frenético del silencio, vienen de la alameda de amapolas, velado por Nagana el cuidador del sueño, que irradia para la noche en que ella vuelve, el tamborileo de mar y tierra.

Danzan los espíritus furiosos de madera y cuero, los pies contra el suelo, tiemblan palmeras sus caderas y el cabello parece huir con sus cabezas iluminadas en fuego, por una luna apacible y enigmática. Cantan los amantes imposibles de Bambuk y Cauca. El duelo se extiende a lo largo de la piel y de la sangre.

Ha vuelto. Ella ha vuelto,

en séquito de tamboras esclavas y tristezas.


Diálogo en sueño herrumbre, en sueño jungla

Para la poeta Emilia Ayarza

El sueño cae traspasando los párpados.

Los párpados se aprietan contra el hierro de la tarde. Se aprieta contra el hierro de la tarde, óxido que sabe a lluvia contra moho. Lluvia contra moho baña en sudor las calles. Las calles, un hedor que nos recorre como pesadilla. Como una pesadilla nos induce a su umbral, el miedo. Ese umbral, un territorio de resabios y cansancio, se cuela tarde desnudándose de sol. La tarde desnudándose nos inmola otra visión.

El sueño y los párpados caen traspasando.

Traspasando los párpados se aprietan. El morado mustio de la tarde en esta frontera se agarra al otro lado. El otro lado aprende a reencontrarse en este lado del sueño. De este lado el sueño, un atardecer que limpia la basura del mundo vestido en esmoquin de óxido tedio. El óxido tedio enmallado a este atardecer hurga en nuestra jungla impregnada. Jungla impregnada, este atardecer escucha el llamado hacia la espada de este fuego. Este fuego sueño en este fuego herrumbre. Este fuego sueña en este fuego jungla. Este atardecer fuego jungla. Túnica de piel que se resquebraja exenta de su papel mundano.

¿Exenta de este papel mundano? ¡Agua! ¡Agua!

Esta sed de atardecer pide el sueño sea agua lavando tus ojos. Tus ojos en las noches en que ejércitos de hombres derraman tu sangre y rompen con hielo tus carnes. En sus carnes, larva de oropeles tras hierros atómicos.

Hierros atómicos carcomiendo

tus árboles y tus frutos, sueño.

Lavando tus ojos sueñas un atardecer que se impregna en jungla nutriente para entregar lo que eres. Los párpados se aprietan a bálsamo de inciensos forestales. Ojos y manos se ofrecen libres de papeles mundanos. Libres de su papel mundano, tus árboles y tus frutos sueño, corroen los hierros atómicos. Se abren, párpados atravesando sueño,

para que trascienda más adentro,

otra visión de este mundo.




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