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lunes, 25 de junio de 2012

7284.- MIQUEL ÁNGEL LLADÓ RIBAS





Miguel Ángel Lladó Ribas es licenciado en Filología Catalana y trabaja como asesor lingüístico para la administración. Hasta el momento ha publicado las siguientes obras: “Bagdad, un conte desfet” (1992), “Deu contes ecològics” (1995), “Jardí de quarantena”(1999), “Illa de Corberana” (2000), “Antull de tu” (2001), “L’inquilí del gel”(2002), “Reivindicació de Jane”(2003) y “Tocar mare” (2003). Además de sus trabajos en prosa y poesía, es colaborador habitual en prensa y revistas especializadas. En sus diversos artículos y cartas quedan reflejadas sus principales inquietudes; la igualdad de derechos hombre-mujer, la ecología y el pacifismo, así como una preocupación muy particular al tiempo que actual: la erradicación de los malos tratos. Nuestro entrevistado de enero es portavoz del Grup d’Homes contra la Violència Masclista.


Miquel Àngel Lladó Ribas nascut a Palma de Mallorca l'any 1958, viu actualment a es Pont d'Inca (Marratxí) en companyia de la seva parella i els seus tres fills. És llicenciat en Filologia catalana i treballa a l'Administració autonòmica com a tècnic superior. És portaveu i membre fundador del Grup d'Homes contra la Violència Masclista.
Ha conreat diversos gèneres com ara la literatura infantil i juvenil amb Bagdad, un conte desfet (Miquel Font, Editor, 1992) o la narrativa per a adults amb Tocar mare (Fundació "Sa Nostra", col·lecció Tià de sa Real, 2004), tot i que és en la poesia on es concentra de moment la seva major producció amb títols com Jardí de quarantena (Capaltard, 1999), Illa de Corberana (La Comarcal Edicions, 2000), Antull de tu (Lleonard Muntaner Editor, La Butzeta, 2001), L'inquilí del gel (Fundació "Sa Nostra", col·lecció El Turó, 2002), Reivindicació de Jane (Servei de Publicacions de la UIB, col·lecció Treballs feministes, 2004), Poemes de la piscina (El Tall, col·lecció La Sínia del Tall, 2005), La volta celeste (Perifèrics Poesia, 2006) i Com pluja menuda (Edicions del Salobre, col·lecció La rosa encofrada núm. 11, 2009) Y El inquilino del hielo.
Ha obtingut així mateix diversos premis i guardons literaris, entre els quals cal destacar l'Alella a Maria Oleart, l'any 2000, i el Guillem Colom i Ferrà, l'any 2001, ambdós de poesia; o el Miquel Àngel Riera, l'any 2003, i l'Antoni Gomila de Conte Curt, l'any 2008, ambdós de narrativa.





El Inquilino del hielo / Inquilí del gel 
Casabierta Editorial
Edición bilingüe



Alas útiles

No existen alas inútiles.
Nadie tiene derecho
a decidir
ni siquiera por la vía de la ciencia
el alcance del vuelo
o techo del anhelo,
la delicada naturaleza
del pájaro del hielo;
aunque sean sólo aletas
o pequeñas plumas,
aterciopeladas cuchillas
que cortan el agua
y nadan
detrás de algún pez,
negros muñones
de suma suavidad
moviéndose
sobre una inmensidad antártica,
criaturas
de torpe caminar
y secular sabiduría.
Metáfora de Ti,
cúspide de mi sueño.



Ales útils 

No hi ha ales inútils.
Ningú no té dret
a determinar,
ni que sigui per la via de la ciència,
l'abast del vol
o el sostre de l'anhel,
la delicada natura
de l'ocell del gel,
baldament siguin només alots
o petits plomalls,
vellutades ganivetes
que tallen l'aigua
i neden
a l'encalç de qualque peix,
negres monyons
de summa suavitat
bategant-se
sobre una immensitat antàrtica,
criatures
de caminar maldestre
i secular saviesa, 
metàfora de Tu,
corol·lari del meu somni.





Nuevo Horizonte

Quiero navegar contigo
a bordo de un barco rompehielos,
dejar atrás
las gélidas aguas,
retornar para siempre
a nuestro mar,
el de cada día,
abrir un surco definitivo
con mi quilla de esperanza,
avanzar con firmeza
hacia una nueva aurora boreal
y descubrir juntos
cómo se disipa la oscuridad,
mientras un cielo verde y rojizo
ilumina la estela
de nuestra Nave,
con la proa sin demora
hacia tu destino
sin retorno,
hacia tu alegre
y definitiva metamorfosis.



Nou horitzó

Vull navegar amb tu
a bord d'un vaixell trencaglaç,
deixar enrere
les gèlides aigues,
retornar per sempre més
a la nostra mar,
la de cada dia,
obrir un solc definitiu
amb la meva quilla
d'esperança,
avançar amb fermesa
sota una nova aurora boreal
i descobrir junts
com s'esvaneix la fosca
mentre un cel verd rogenc
il.lumina el deixant
de la nostra Nau,
emproada ja sense demora
cap a la teva destinació
sense retorn,
cap a la teva alegre
i definitiva metamorfosi.







UNO DE CADA MIL


Algunas veces
insisto en jugar a la lotería
o compro el cupón
y no me doy cuenta 
de que aquí, a mi lado,
a dos pasos como quien dice,
tengo la fortuna
de haberte conocido,
de fascinarme 
con tu presencia,
de venirme arriba
con una sola de tus miradas.
            
           






Disculpadme.
¿No habéis visto por aquí
a alguien así,
más bien pequeño,
corriendo hacia la puerta?


Avisadme si pasa.
Y, por favor,
no le cerréis el camino
ni le regañéis:
igual que vosotros, 
lleva tiempo buscándolo.


        










El azar quiso que fueras un pingüino.


Hubieras podido ser
una mariquita
o una tortuga,
o una grácil mariposa.


Pero no,
escogiste ser un pingüino:
ave del frío,
de pico anaranjado
y albino plumaje.


Con una capa negra:
un frac 
a medida de la noche,
con las estrellas por botones.


El azar, afortunadamente,
quiso que fueras un pingüino.


               










Esta mañana
las morsas se han levantado temprano.


Soñolientas aún
han contemplado, incrédulas,
cómo atravesabas ufano
su territorio
de sebo perezoso y prieto
mientras proferían, 
sorprendidas,
confusas consignas
de rechazo hacia el intruso.


No te ha importado demasiado.
Has seguido tu camino
con el cuello estirado
y las alas extendidas,
el pecho fuera, hinchado,
el pico elevado
hacia el cenit
de la aurora polar,
desafiando el frío crudísimo
con tu abrigo
de plumón y esperanza,
ignorando el miedo
y sabiéndote frágil pero firme,
seguro de hallar
la prodigiosa fuente del Verbo
y de abrevarla
hasta la saciedad más honda.


              










DESPEDIDA


Asómate. Los leones marinos
han venido a despedirse de ti.
Y también las focas.
¿Y ves allí, detrás del iceberg,
aquel fantástico pez?
Es la orca. Nunca más
volverá a molestarte. Incluso
las morsas han acudido
para darte el último adiós.


En el fondo,
todos te apreciaban.


           








De hielos y primaveras 


Cuando escribí estos poemas poco sospechaba que, algunos años después, su protagonista realizaría el más largo y definitivo de los viajes, ese para el cual todos, tarde o temprano, cogemos únicamente billete de ida pues no hay posibilidad de retorno.


            ¿O tal vez sí? ¿Acaso no poseemos la memoria, sin duda una de las más grandes cualidades humanas, para traer a voluntad todo aquello que hemos amado a lo largo de nuestra existencia? ¿Reparamos de veras en el milagro que significa recordar el color de unos ojos, la frescura de una sonrisa, la sencilla candidez de un gesto?


            Al releer estos versos recuerdo, como no, a nuestro amado hijo Lluís. Le recuerdo y le echo de menos, para qué nos vamos a engañar. No obstante la poesía me ha permitido de alguna manera inmortalizarle, hacerlo perenne, plasmar su bondadosa esencia sobre el papel. Y, de paso, recordar al mundo que “no existen alas inútiles”, que todo aquello que nos sucede, por duro y adverso que nos parezca, no es sino una oportunidad de mejorar y comprender en toda su hermosa complejidad el universo que nos rodea.


            Hielo, pingüinos, silencio… ¡Cuánta belleza encierra ese mundo que hemos etiquetado alegremente de autista, sin detenernos tal vez a pensar en las gemas que alberga esa sin par “oscura cámara del tesoro”! Yo tuve la ocasión y el privilegio de admirarlas. Y quiero animar desde estas líneas a quienes de una manera u otra deambulan por esta “sinuosa ruta del hielo” a hacerlo, a descubrir el color de la esperanza y de los sueños que a mi se me antoja azul e inmenso, como ese mar que ahora mismo sobrevuelo y ese cielo que nos cobija y al que de tanto en cuando alzamos los ojos esperando que nos envíe lluvia, amor, palabras…


            Abrámonos pues, al azul de lo insondable, dejemos que la primavera ocupe al fin el lugar de las dudas y de los fríos, trabajemos sin tregua hasta encontrar esas anheladas “veredas de sonidos / en el fondo del valle”.


Apostemos, en fin y de una vez por todas, por la poesía, por la luz, por la esperanza: por la vida.
MIQUEL ÁNGEL LLADÓ RIBAS






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