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viernes, 14 de septiembre de 2012

7892.- GUY GOFFETTE


Description de cette image, également commentée ci-après


Guy Goffette, es un poeta y escritor belga nacido 18 abril 1947 en Jamoigne ( Gaume ). 
Vive y trabaja en París.

OBRAS:

POESÍA:

Quotidien rouge, Éd. de la Grisière, Paris, 1971
Nomadie, Éditions Saint-Germain-des-Prés, Paris, 1979
Huit muses neuves et nues, poèmes sur des photos de Miloslav Stibor, Éd. de la revue Objectif, Virton, 1983. (Repris dans Éloge pour une cuisine de province)
Solo d'ombres, Éd. Ipomée, Moulins, 1983 (prix Guy Lévis-Mano)
Prologue à une maison sans murs, Éd. Qui Vive, Mareil-sur-Mauldre, 1983
Le dormeur près du toit, Éd. Cahiers du Confluent, Paris, 1983
Pour saluer André Frénaud, en collaboration, Centre national des lettres, Paris, 1987* Le relèvement d'Icare, en collaboration avec Yves Bergeret, Éd. La Louve, Spa, 1987
Éloge pour une cuisine de province, Champ Vallon, Seyssel, 1988. Postface de Jacques Borel. Prix de la communauté française de Belgique 1988 et prix Mallarmé 1989
Chemin des roses, en collaboration avec Bernard Noël, L'Apprentypographe, 1991. Illustrations de Colette Deblé. Tirage limité à 99 exemplaires
La Vie promise, Gallimard, Paris, 1991, coll. Blanche. Rééd. en 1994, 1997, 2001.
Le Pêcheur d’eau, Gallimard, Paris, 1995, coll. Blanche. Rééd. 2001
Icarus, avec traduction anglaise de Tucker Zimmerman, Éd. Signum, Paris, 2000* Éloge pour une cuisine de province suivi de La Vie promise, préface de Jacques Borel, Gallimard, Paris, 2000, coll. Poésie/Gallimard. (Ces deux recueils avaient paru respectivement en 1988 et 1991.) Rééd. 2002
Un manteau de fortune, Gallimard, Paris, 2001, coll. Blanche
Sur le fil des collines, Le Petit Poète illustré, 2001
Le seul jardin, avec des sérigraphies de François-Xavier Fagniez, Rencontres, 2001* Solo d'ombres précédé de Nomadie, édition revue et corrigée, Gallimard, paris, 2003, coll. Blanche
Poètes pour le temps présent, anthologie, collectif, Gallimard Jeunesse, 2003, coll. Folio Junior
L'Adieu aux lisières, poèmes, Gallimard, 2007, coll. Blanche
Préface
Max Elskamp : La louange de la vie, poèmes choisis et présentés par Guy Goffette, La Différence, Paris, 1990, coll. Orphée

NOVELAS:

Un été autour du cou, Gallimard, Paris, 2001, coll. Blanche. Rééd. Gallimard, Paris, 2003, coll. Folio, no 3813. Prix Félix Denayer de l'Académie de langue et de littérature françaises de Belgique. Traduit en néerlandais De lichte last van een zomer, Éd. De Bezige Bij
Une enfance lingère, Gallimard, Paris, 2006, coll. Blanche. Prix Victor Rossel 2006
Presqu'elles, Gallimard, Paris, 2009, coll. Blanche
Tombeau du Capricorne, Gallimard, Paris, 2009, coll. Blanche

HISTORIA:

Partance, Éd. L’Étoile des Limites, 1995, coll. Le lieu et la Formule
Verlaine d’ardoise et de pluie, Gallimard, Paris, 1996, coll. L'un et l'autre. Repris en Folio, no 3055, 1998
L'Ami du jars, Théodore Balmoral (avait d'abord paru dans la N.R.F., no 462-463, juillet/août 1991), 1997
Elle, par bonheur et toujours nue, Gallimard, Paris, 1998, coll. L'un et l'autre. Rééd. 2002, coll. Folio, no 3671 (récit consacré au peintre Bonnard au travers de Marthe son modèle, et sa femme sur le tard)
Partance et autres lieux suivi de Nema problema, Gallimard, Paris, 2000, coll. Blanche. Prix Valery Larbaud.
Tacatam blues, Cadex Éditions, 2000
Jean Dieuzaide : Corps et âmes, avec Hervé Le Goff, galerie Aittouarès, (1er octobre 2006), (ISBN 978-2951451384)
L'Autre Verlaine, Gallimard, Paris, 2007, coll. Blanche

ENSAYOS:

Achille Chavée, Éd. Tribune poétique, Ambly, 1972
Mémorial de la tendresse (J. Borel), N.R.F., no 467, décembre 1991
D'exil comme en un long dimanche, Max Elskam, La Renaissance du livre, 2002, coll. Paroles d'aube
Auden ou l'œil de la baleine, Gallimard, Paris, 2005, coll. L'un et l'autre
Album Claudel, bibliothèque de la Pléiade, éditions Gallimard, 2011 (ISBN 978-2-07-012375-9)

PROSA:

Mariana, Portugaise, Éd. Le Temps qu'il fait, Cognac, 1991
L'Agencement du monde ou le voyage rêvé du marquis de Sy, bibliothèque municipale de Charleville-Mézières, coll. (RE)découvertes, direction du livre et de la lecture, 1996
Livres d'artistes[modifier]
Semois, les derniers planteurs, Éd. L’Octogone, Bruxelles, 1995, photos de J.-D. Burton
Oiseaux, en collaboration avec Hervé Coffinières, Gallimard, Paris, 2001, coll. Nouveaux Loisirs
Traversée, photographies de Dun Hayon, Éd. D.H., 2006
L'Adieu aux lisières, gravures de Jean-Marie Queneau, Éd. de la Goulotte, 2006
Lumière d'épicerie, illustrations de Wanda Mihuleac, Éd. Transignum, 2006
Le Journal de l'instituteur, peintures de Joël Leick, Fata Morgana, 2006
Ulysse ébloui, peintures et collages de Joël Leick, Éd. Rencontres, 2007
La Chambre des nues, peintures de Julius Baltazar, Éd. H.C., 2007
Éloge de Robert Frost, mon voisin, peintures de Georges Badin, coll. Mémoires d'Éric Coisel, 2012.





El levantamiento de Ícaro
(A imitación del Paisaje con la caída de Ícaro, de Bruegel)

Prólogo
para Yves Bergeret

Si de verdad viví esta vida o bien
sólo soñé en la luz que inunda
mi despacho bajo el mar de tejados,

si era mi lámpara sola la que turbaba
los signos en camino, o el cansancio aún
al esperar que la lluvia acabara

con su vana dactilografía en el cristal,
¿quién puede decirlo y quién puede negarme
que yo haya andado un día sobre el mar,

y volcado el azul que lava los pájaros
y derrochado el oro del álamo con el muerto
a escondidas de los vecinos? ¿Quién

si no el extranjero en mí como un niño
corriendo tras de su sombra, con las manos tendidas
pero el alma más doblada que la del pródigo

que cuida de los cerdos en la casa de exilio.





En el fondo del laberinto

I

Recuerdo: pasaban todos corriendo
en el pasillo del metro, a izquierda y derecha,
arrastrando arrastrados, empujando empujados, y como
tragados por sus sombras. Iban corriendo

unos contra otros, misma cara misma
noche, y cada uno era la noche del otro
y todos como pájaros fulminados
que acarrea el temporal

hacia el estrave de los bosques difuntos, todos
como uno solo se sumían en sí mismos
en ese desván atestado de escombros
y muertos, en el que trona y triunfa

el gran espejo blanco de los ciegos.




II

Uno de ellos a veces alzaba un brazo pesado
y era como la llamada de un ahogado,
el último intento para agarrar
encima del remolino de la muchedumbre

el hilo invisible que le hubiera traído
de los fondos del tiempo una astilla de vida
o el sentido de la tierra en ese instante
en que todo se deforma y toma otra voz,

pero siempre como la ola brusca
un metro atestado echaba al pescador
entre las sombras erguidas en la orilla,
los vivos y los muertos, veloces

que se daban la vuelta en el polvo de los días.

(Traducciones de François-Michel Durazzo)





Celos

Durante la noche, cada vez más seguido
baja a la cocina,
donde fuman en silencio ante la luna
las estatuas que el día relega entre los muebles,
la ropa entre ese montón de cosas
traídas de fuera y destinadas al olvido.
No enciende la luz; se instala en su claridad
como un cliente entre las chicas,
Y les habla con una voz triste y suave
de su mujer que se entrega allá arriba, en su propia habitación,
a grandes señores invisibles y mudos
-y soy yo el que cuida los caballos, dice, mostrando
la espesa crin de oro enredada
en su anular.






(Es poco decir…)

Es poco decir que no vivimos
en la luz, que cada paso
es una caída de Ícaro, y no hay día,
no hay ruido, no hay paso
que no nos erijan en propietarios 
de nada –los dioses mismos perdieron la herencia
del viento y ahora sus voces dan vueltas en redondo
mientras el cielo se abre las venas
en los cuatro horizontes de la habitación
y las hojas se inclinan
para recibir, con el oro y la mirra,
el incienso azul que sube de la tierra.






(Sí, yo también me decía…)

Sí, yo también me decía: vivir es otra cosa
que este olvido del tiempo que pasa y de los estragos
del amor y la usura –eso que hacemos
día y noche: surcos en el mar,

en el cielo, en la tierra, sucesivamente pájaro,
pez, topo, en fin jugar a agitar el aire,
el agua, el polvo, los frutos; haciendo de,
ardiendo por, marchando hacia ¿cosechando qué?

El gusano en la manzana, el viento en los trigales
porque todo cae otra vez, porque todo vuelve
a empezar y nada es idéntico a lo que fue,
ni peor, ni mejor,

que no cesa de repetir: vivir es otra cosa.







(Ella dice: no hables…)

Ella dice: no hables, si vienes para quedarte.
Basta con la lluvia y con el viento entre las tejas,
basta con el silencio que se apila en los muebles
como capa de polvo, tras los siglos sin ti.

No hables todavía. Sólo escucha lo que fue
un acero en mi carne: cada paso, una risa
a lo lejos, el perro que ladra, la cancela
que bate y el tren que no acaba de pasar

sobre mis huesos. Guarda silencio: no hay nada
que decir. Deja que la lluvia vuelva a ser lluvia,
y el viento, esa marea bajo las tejas, deja

que el can grite su nombre en la noche, que bata
la cancela, que a ese lugar de muerte se vaya
lo ignoto. Quédate si vienes para quedarte.




AVANT POÈME

Cinq ans d'empierrement cinq ans de glace
je fus cinq ans dans ce vaisseau figé
Qu'on appelle maison
Cinq ans à déterrer sa coque grise
Cinq ans cinq ans à m'enterrer

Je n'étais plus alors qu'une main noire et lourde
un cheval fauché
qui n'a plus que ses yeux pour courir
une main à prise rapide
et tout le ciel me passait sous le nez
Une main dure à échauffer
et les saisons l'une après l'autre
perdaient leur têtes chevalières
et roulaient dans mes caves
leurs vides ventilés




Tortue l'échine crue
ma maison sur le dos
Je devins taupe
avec une montagne à sortir de terre
Je fus poisson
pour finir en paix la semaine
l'océan à demeure

Un jour qu'il faisait nuit
Je me pêchai pour voir

L'hameçon m'est resté accroché dans la gorge

(29 août 78)




PORTE, 1

Souvent
à l'entendre geindre
tu maudis l'âme
du bûcheron qui l'a scié

Cet arbre
Contre lequel
Même à la nuit noire
Ton dos endormait la forêt

(décembre 70)




MAISON, 1

A Christian Hubin

S'il venait enfin
l'homme gorgé de criques
poser entre tes bras
son sang tanné
et sa moisson de lunes

ton accueil soit genêts
lisières passerelles
jamais comme en ce lieu
terre sous séquestre
ni couche femelle

(août 72)




MAISON, 2

Qu'importe à l'exilé
que l'oasis ruisselle
qui paît l'ombre des pierres

Il vit d'autre pâture

de la source cachée
qui mène le désert
et fait courir les arbres

au large des forêts




MAISON, 3

Dans la maison carrée
le verbe meurt d'apoplexie
et l'univers est exilé

L'orage est une fin du monde
entre les plus fins doigts

L'enfant
seul peuplier
prête sa vois aux longs courriers




MAISON, 4

Comme une femme qui connaît
la valeur des cartes et la saison
d'abattre son jeu elle s'adosse
à l'hiver pour tendre ses filets

Qui ne l'a vue balancer
au travers des brumes son fanal fou
brouiller nos pistes de transhumanance
quand la neige est au rendez-vous
et nous attend pour renverser la nuit

(1972)




MAISON, 5

Baleine aux yeux de forteresse
Je te conduirai dans le soleil
dès l'aube

À midi forcée sur la terre ouverte
tu me supplieras de livrer ta chair
au peuple du verger




MAISON, 6

Altière capitaine
que la terre ferme exile
vaisseau figé sous la voile
du temps
que ne donnerais-tu
tout cet âge futur
pour marcher sur la mer




MAISON, 7

En quelque lieu n'importe
le cendrier plante la maison
Deux ou trois mots de passe
l'ocre fané d'un paysage mal cadré
et l'amour n'est plus
qu'une femme à demi perdue
dans la bouffée du rêve




MAISON, 8

Bibliothèque paravent miroir
tout ce que la maison touche
perd son sang de gazelle
et sa voix jeune fille

Quelques bris de soleil
permettent de durer
malgré le garrot d'ombre
et l'œil noir de l'horloge




MAISON, 9

Certains soirs de fête
la maison s'enivre
et tangue dans ses meubles
comme une demeurée

parce qu'un manège proche
fait hennir les vitres
et rire
le chat de porcelaine

(août 72)




MAISON, 10

à mes enfants

Elle fait le matamore
dans les prés dans les foires
Elle montre ses gros bras
Comment briser le vent
éteindre les collines
et chasser les forêts
mais quand la nuit s'abat
ses grands yeux de hibou
restent noirs et muets




MAISON, 11

Assez des liserons de pierre, des livres
de banquises, des rêves bien peignés

que les maisons s'en aillent elles aussi
sur les routes crier quincaillerie

Nous garderons les prés la lenteur
du soleil le sexe des halliers

nous ne dormirons plus que le ciel
sur le ventre et l'ogre des grands bois

mangera dans nos mains



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